THtoy es noticia la escuela y tardará un año en volver a serlo salvo que una desgracia o una curiosidad se cruce en el destino. Cuando las cosas importantes se convierten en cotidianas acaban por perder una relevancia que no debiéramos olvidar. Educar es el trabajo más importante que tenemos como sociedad y quizá no le demos la importancia que requiere. Será por eso que se suprimen los departamentos de orientación en colegios con 40 alumnos con necesidades educativas especiales, se optimizan los recursos humanos haciendo que el profesor de lengua -al que le faltan cuatro horas por rellenar en su horario- imparta francés aunque no tenga ni idea, se venden como excelencia unas secciones bilingües cuando sabemos que para aprender un idioma no hace falta que nos expliquen la física o la historia en esa lengua, sino que se tome el asunto en serio, con rigor, con nuevas metodologías y sin aburrir a las ovejas. Uno no sabe si lo estaremos haciendo bien, si estaremos centrándonos más en los abalorios y en el número de ordenadores por pupitre que en conocer las necesidades de cada alumno, buscar formas imaginativas para llegarles y hacerles despertar pasión por aprender. Será cuestión de reciclar a los docentes que creen que sus amarillentos librillos les sirven para dar clases como hace 20 años, como si nada hubiera cambiado en el mundo y los niños de hoy fueran como los de ayer. Hoy los más pequeños de la casa vuelven al colegio y cabe preguntarse si todo funciona como debiera o si, en ocasiones, nos cuentan un panorama educativo demasiado idílico y todo podría ir mucho mejor de lo que va.