Así como ha tratado de obstruir, casi siempre con éxito, la divulgación de imágenes de soldados estadounidenses fallecidos en Irak, la Casa Blanca ha puesto en marcha medidas para censurar las peores imágenes del desastre de Nueva Orleans. La agencia federal de control de emergencias (FEMA) decidió el martes impedir a los reporteros abordar las embarcaciones que buscan víctimas en las calles, desatando una nueva polémica con los defensores de la libertad de prensa.

"El rescate de las víctimas está siendo tratado con dignidad y respeto, y pedimos a los medios que no hagan fotografías de los muertos", señala un comunicado de la agencia divulgado ese día.

Las reacciones no se hicieron esperar. "No se puede informar sobre la catástrofe y dar al público una idea realista de cuán horrible ha sido si no hay imágenes de los muertos", protestó ayer Rebecca Daugherty, de la Asociación de Periodistas por la Libertad de Prensa. Para Tom Rosenstiel, director del Proyecto de Excelencia del Periodismo de la Universidad de Columbia, la decisión es "una invitación al caos", ya que los cámaras y los fotógrafos se internarán en la ciudad por su cuenta."Se trata de una cuestión sobre la gestión de imágenes, no sobre el gusto del público ni sobre la dignidad humana", dijo.