Los yogures líquidos y la leche fermentada cada vez son más demandados por la población española y presentan una calidad "aceptable", según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aunque en muchos casos no tienen una cantidad suficiente de bacterias como para lograr un claro efecto beneficioso.

Esta conclusión es resultado de un estudio que aparece publicado en número de mayo de la revista Compra maestra de la OCU, para el que se han analizado veinte de estos productos, -yogures líquidos y leche fermentada naturales y azucaradas-.

El dato más relevante del análisis es el que muestra que sólo siete de los veinte productos estudiados "tienen las bacterias prometidas en una cantidad suficiente como para poder ejercer alguno de los efectos" beneficiosos para el organismo que en muchos casos anuncian.

Según explica la OCU, "se ha de llamar yogur", de acuerdo con la actual legislación, "a los lácteos que llevan dos tipos de bacterias fermentadoras, ´streptococcus termophilus´ y ´lactobacillus bulgaricus´, que deben estar vivas y presentes en unas cantidades no inferiores a diez millones de colonias por gramo o mililitro de producto".

La Ley dice también que deben llamarse "leches fermentadas" y no yogures a los lácteos que llevan entre sus fermentos otras bacterias aparte de las típicas del yogur.