"¿Cómo explicar que una caja de cerillas de un día a otro vale diez veces más?, ¿cómo decir que un millón y medio de dólares zimbabweños, al día siguiente valen 15 millones? Cuando alguien ve un billete de 50 millones ¿cómo decir que son 10 céntimos de euros pero que al redactar esta nota eran 50 céntimos? Hace tan solo días salió un billete de 500 millones de euros con lo cual en la actualidad ¿qué se puede comprar con este dinero? Pues ni se sabe porque por la devaluación de un día a otro es impresionante el cambio que puede haber.Así relata el misionero de Hornachos Nemesio Frías Palanco, el padre Moyo , la situación que vive Zimbawe, país del que acaba de llegar. Con la alegría del encuentro con los suyos después de varios años y la paz que derraman sus manos y sus ojos por la satisfacción personal en la labor que ejerce, no oculta una situación dramática en la que queda a sus gentes.Asegura que "las tiendas no te dan presupuesto salvo por unos minutos o unas horas. Un rato después no sabemos, todo ha cambiado y se ha encarecido vertiginosamente". Un comentario sirve para saber la calamitosa economía del país: "Mi comunidad parroquial me invito a una coca cola antes de venirme en el aeropuerto y nos costó 60 millones de dólares del país, es una locura".El misionero se lo piensa dos veces antes de dar las razones de esta situación; ante el miedo a que cualquier opinión le pueda perjudicar a él y a los demás misioneros. Aún así, comenta que "han tardado un mes en dar resultados electorales, hay extorsión, amenazas, terror, miedo a votar. Se mata a gente simplemente porque son sospechosos de pertenecer a la oposición".Día a día en Dandanda la comunidad donde ejerce su labor este misionero existe un gran contraste entre lo urbano y lo rural. Mientras en la capital la situación insostenible se vive con mayor dificultad, en la zona rural se sobrevive con el campo y la gente subsiste, comenta.Su pequeña comunidad está atendida por un sacerdote local, él y un cooperante. La misión es una casa, un pequeño "cortijino", dice. Allí está todo lo que necesitan para atender a cientos de zimbabweños que ajenos a su realidad política, social o religiosa confían en el padre Moyo .Pero en medio de esta desidia él y sus compañeros intentan hacer la vida más fácil a los lugareños. "Nosotros especialmente, y gracias al dinero y demás que recibimos desde Hornachos y partes de Extremadura, podemos coger el todoterreno que nos donó la Junta y salir a los poblados", señala, mientras recuerda que la mayoría "solo tienen su pasta de maíz que comparten con nosotros como si de un manjar se tratase".En medio de este desbarajuste

Moyo

"las tiendas no te dan presupuesto salvo por unos minutos o unas horas. Un rato después no sabemos, todo ha cambiado y se ha encarecido vertiginosamente""Mi comunidad parroquial me invito a una coca cola antes de venirme en el aeropuerto y nos costó 60 millones de dólares del país, es una locura"

"han tardado un mes en dar resultados electorales, hay extorsión, amenazas, terror, miedo a votar. Se mata a gente simplemente porque son sospechosos de pertenecer a la oposición"

"cortijino"Moyo

más fácil "Nosotros especialmente, y gracias al dinero y demás que recibimos desde Hornachos y partes de Extremadura, podemos coger el todoterreno que nos donó la Junta y salir a los poblados""solo tienen su pasta de maíz que comparten con nosotros como si de un manjar se tratase"

"solo trabajamos por y para la gente más pobre sin ninguna connotación política", dice.