Una ficción sobre mujeres acusadas de ser brujas en el siglo XVII (Luna Nera, Italia). Un thriller sobre un prestigioso colegio de niños ricos al que ingresan tres chavales de clase baja, dirigido por el español Ramón Salazar (Élite, España). Y también una obra apocalíptica (The Rain), otra sobre el fascismo (The Wave, Alemania) y una sobre una imaginaria Polonia sumida en la represión tras un atentado terrorista (1983, Polonia). Todas series nuevas, con guiones distintos y para públicos diversos, pero con un elemento en común: el haberse producido bajo la égida de Netflix en Europa.

Cómplices también las legislaciones sobre las producciones audiovisuales ya en vigor en algunos países europeos y una propuesta en la Eurocámara que propone obligar a las plataformas a reservar una cuota del 30% de contenidos europeos en su catálogo, Netflix está optando, cada vez más, por producir historias más allá del mundo anglosajón y expandirse en Europa.

Tanto así que solo en este 2018 la compañía llevará adelante 100 nuevos proyectos en 16 países, 13 de ellos europeos. Una apuesta que, según el Financial Times, implicará una inversión de 809 millones de euros en producciones en Europa.

«Estamos trabajando en 55 producciones, series, películas y documentales, sobre todo en Europa, porque contamos con excelentes historias en esta región», explicó la semana pasada Erik Barmack, vicepresidente de Contenidos Internacionales de Netflix, en la jornada See what’s next, dedicada a las próximas novedades de Netflix.

«Estamos comprometidos a ser una voz para el entretenimiento europeo, dando a los apasionados creadores de contenido local una plataforma mundial para compartir su visión», dijo, en la misma línea, Ted Sarandos, director de contenido de la plataforma Netflix.

Una estrategia que también va de la mano con otra maniobra de Netflix: pasar de ser una empresa mayormente distribuidora de contenidos audiovisuales, a una compañía también centrada en la producción. El objetivo, como precisó Brian Pearson, responsable de adquisiciones internacionales de la plataforma, «es crear apetito local. Eso es lo estamos haciendo». Y los datos lo confirman: Netflix posee 125 millones de suscriptores en todo el mundo, de los cuales 73 millones están de fuera de EEUU, donde nació. Todo ello con otro resultado para Europa: haber pasado en pocos años de consumir enormes cantidades de productos de EEUU a disfrutar de series autóctonas capaces de jugar en la liga de las mejores producciones estadounidenses. Algo que los autores europeos agradecen, como recordaba Javier Calvo, cocreador y director de la española Paquita Salas (cuya segunda temporada coproduce Netflix).

‘LA CASA DE PAPEL’ TRIUNFA / Paradigmático es el caso de la también española La casa de papel que, tras convertirse en la serie de habla no inglesa más vista de Netflix, ha sido adquirida por la plataforma, que ahora pasará también a producirla. Esto después de que la serie, cuya tercera entrega con Netflix se prevé para el 2019, fuese anteriormente producida por Atresmedia.