El 30 de diciembre de 1982, la cadena estatal británica BBC estrenó la telecomedia Allo, allo , una sátira tan delirante como destroyer sobre la Resistencia francesa durante la segunda guerra mundial, y que se centraba en el pequeño universo de un bar, el de René Artois (el bigotudo actor inglés Gordon Kaye). Por allí pululaban y se entrecruzaban los desternillantes personajes de una trama con ritmo de vodevil. Esta brillante producción estuvo en pantalla una década. La serie también ha triunfado en medio centenar de televisiones de países de todo el mundo... Menos en uno, Alemania, donde todo lo relacionado con la época más nefasta de su historia aún se cubre con el tupido velo del olvido y no se toca ni de broma.

¿No es sorprendente que, 60 años después de la desaparición del Tercer Reich, ninguna tele alemana haya osado estrenar una comedia que saca punta a un aspecto concreto de la segunda guerra mundial? En España tampoco es que nos hayamos reído mucho a costa de la guerra civil y la dictadura, pero al menos tenemos alguna obra divertida. Por ejemplo, La vaquilla , de Luis García Berlanga.

Pero la asignatura pendiente que tiene la televisión alemana, por fin, va a quedar aprobada. La cadena por satélite Prosieben Sat1, que nació en enero de 1989 (siete años después de la presentación en sociedad de Allo, allo ), ha anunciado el estreno de esta gran producción, que permitirá a los alemanes disfrutar de los 85 episodios de una de las mejores comedias producidas por la BBC y, de paso, reírse de algunas de sus más dolorosas miserias, que también suele ser una buena terapia.

En pleno siglo XXI, es difícil creer que alguien en Alemania se rasgue las vestiduras cuando vea al coronel Von Strohm (Richard Narder) robando obras de arte y gozando de las camareras del bar, a cambio de alimentos del mercado negro. O se ofenda por el inepto oficial de la Gestapo Otto Flick (Richard Gibson), emperrado en descubrir junto a Von Strohm quién está tras las desapariciones de obras de arte. Pero esta serie no deja títere con cabeza y reciben los hipócritas miembros de la Resistencia, encabezados por la suegra sorda de René y el par de paracaidistas ingleses cobardicas... ¡Qué suerte tienen los alemanes!