--¿Es capaz de ser buena impostora y convencer a la gente de que usted es Inés Alcántara?

--Para contestar, será mejor que cuente una anécdota. Hace unos años hice la película Cascabel con Irene Visedo. Nos hicieron unas pruebas de imagen y vimos que los que estaban detrás de las cámaras se echaban las manos a la cabeza. Nosotras no entendíamos nada. Entonces nos dijeron que teníamos que hacer de amigas y parecíamos más bien hermanas. Eso iba a confundir a la gente. Fue como una especie de problema en aquel momento.

--¡Qué lejos estaba de saber lo que iba a pasar!

--Pues sí. Yo le decía a Irene que no la veía tan parecida a mí y ella asentía. Al final, resulta que un montón de años más tarde buscaban alguien parecido a Irene, y aquí estoy yo. Lo que puede ser un inconveniente se convierte, de repente, en ventaja.

--¿Teme la reacción del espectador por suplantar a Irene?

--La verdad es que sí. Sustituir a otra actriz es muy complicado, normalmente no se hace. Me lo tomo como un experimento, como una experiencia muy buena. Intento no pensar en qué va a suceder: ya me entrará la taquicardia luego. Pero sí, puede suceder que a la gente le choque.

--¿Se ve parecida a Visedo?

--Dicen que sí. Yo solía llamar a Irene al comenzar en Cuéntame y le decía: "He firmado seis autógrafos por ti". La gente me confundía con ella y no me creía cuando le aclaraba que no era Irene. Como somos amigas y hemos pasado mucho tiempo juntas, yo la veo distinta y ella a mí. Pero si a todos los demás les cuela, pues fantástico.

--¿Qué le atrae del personaje?

--El carácter que tiene, esa personalidad inhabitual en las mujeres de su tiempo, que vivían preocupadas por el qué dirán. Inés es una persona valiente que se arriesga a ser quien es. La siento muy libre. Es pionera en muchas cosas: madre soltera, actriz... Me siento identificada con ella porque yo soy un poco así. Cualquiera que elija ser artista se expone al qué dirán y a un montón de problemas sociales y familiares, como le pasa a Inés.

--¿Qué va a ser de ella en esta nueva temporada?

--Le van a pasar muchas cosas. Inés vuelve de una situación muy difícil en la Argentina de la dictadura militar. Ha estado tres años sola con un niño, y esto la ha hecho madurar mucho. Pero ella sigue con su espíritu indomable y su vocación de actriz.

--¿Le ha pedido a Visedo que le ayude a construir su personaje?

--No. Irene ha sido muy generosa conmigo. La llamé el primer día de rodaje para decirle que no paraba de pensar en ella. Ella quiere mucho al personaje, pero la vida le ha llevado por otros caminos. Me pasó el testigo con generosidad y con mucha confianza. Me dijo: "Ahí la tienes, cuida de nuestra Inés". La ha hecho nuestra, de las dos.

--¿Es verdad eso tan manido de que el equipo de Cuéntame es una gran familia bien avenida?

--La verdad es que se han portado increíblemente bien. Son una gran familia. Me han dado mucha confianza y son supercariñosos. Siento que me ha tocado la lotería.

--¿Sabe lo importante que es para una actriz esta serie?

--En realidad, sois vosotros (los periodistas) los que me dáis el referente. Yo sabía que la gente ve la serie, pero no me percataba del impacto mediático.

--¿Usted veía la serie?

--La veía poco, aunque esté feo decirlo. Veo los documentales y los programas culturales de La 2. Tampoco veo realitys . Por eso consumo poca tele: lo que a mí me gusta no es lo que se lleva.

--¿Por qué no ha vuelto en tanto tiempo la Inés original?

--Porque le le va bien fuera de la serie. Está haciendo personajes muy interesantes. Ella es muy querida aquí y no ha habido conflictos con su marcha. Me he quedado alucinada del nivel de respeto que tienen los compañeros: Imanol Arias, Ana Duato... Si te vas en otra serie, te acuchillan. Aquí la gente es muy respetuosa y comprende los caminos por los que te lleva la vida.