Vuelta de tuerca a la cotilla bechamel de los famosos: ahora Jordi González nos enseña que todo son montajes y estraperlo (A corazón abierto , Tele 5). Es decir, agotada la salsa ketchup de Abierto al anochecer , ahora nos cuenta que casi todas las exclusivas del famoseo, con sus líos, amoríos y cornamentas, son fruto de un guión a cambio de un puñado de euros. Siento decepcionar a Jordi: en mi barrio ya lo suponíamos. La primera investigada fue Marujita Díaz. Le pusieron una cámara y un micro en el bidet de su modus vivendi . No nos defraudó: acepta todos los montajes que le ofrezcan. Cuando cerraban el trato, en un bar, sólo puso una condición: "Lo único que pido --dijo con preocupación-- es que no me saquéis en las fotos como a Sara Montiel con su novio. Parecían enanos en un nacimiento de liliputienses". Ahí le damos la razón. Está bien pensado este sistema. Los famosos --y los tinglados de las teles-- se lucran por partida doble. Primero nos colocan la exclusiva. Le dan vueltas y vueltas en programas y debates, con los protagonistas dejándose hacer la autopsia a cambio de un cheque. Y luego, descuartizado el tema, pasan a la incineración: graban al famoso con cámara oculta, demuestran que todo es teatro, y todos vuelven a cobrar en otro programa. Aviso a los ingenuos: podría parecer que la víctima es el famoso descubierto. No lo crean. Las víctimas somos nosotros. Nos toman el pelo dos veces.

Gaspart, acusado --. La misma productora anterior (Mundo TV), puso cámaras en los bidets de futbolandia. Sacaron al mánager catalán José Luís López diciendo que Gaspart trincó dinero del fichaje de Andersson, y que Minguella le tiene "pillado por los cojones". Es un agarre letal, además de doloroso.