Ha llegado el verano. O sea, TVE-1 ha vuelto a colocarnos, por noveno año consecutivo, El grand Prix . No conocen la piedad. Ni el valor de la misericordia. Son muy crueles. Su presentador, Ramón García, lo sigue llamando: "El concurso de las vaquillas y de los pueblos de España". Hombre, pues nos cabe en Cataluña, al menos, una satisfacción: jamás ningún pueblo catalán ha llegado a ninguna final de este concurso. Esto reconforta. En la primera edición de este año --la noche del pasado miércoles-- vimos con sorpresa e interés que uno de los municipios que concursaba era Corcubión. Y como máximo representante de esta hermosa localidad de la Costa de la Muerte estaba, ni mas ni menos, que su alcalde, don Rafael Mouzo, edil guerrero donde los haya y miembro destacado del BNG (Bloque Nacionalista Galego). Nada más verlo, en casa le recordamos enseguida. Le recordamos de aquellos primeros debates e informes sobre el chapapote que Tele 5 y TV-3 se atrevieron a realizar desde Galicia, frente al autismo y los silencios de TVE y de A-3 TV. Le recordamos airado, enhiesto, valiente, dolido y sobre todo crítico con la vergonzosa actitud de la Xunta y del Gobierno central frente al caos del Prestige . No le habíamos vuelto a ver desde aquellos amargos y negros días. Reencontrarlo el miércoles en El grand Prix ha sido para nosotros una alegría. Sobre todo cuando pasaron la correspondiente postal videográfica de Corcubión, con sus playas limpísimas, sus aguas transparentes, su maravillosos fondos marinos, y los gritos que lanzaba Ramón García, excitadísimo, diciendo: "¡Qué marisco, alcalde, qué marisco!". O sea, que parecía que estábamos viendo Informe semanal más que un concurso. Fue muy bonito. Como era de esperar, Corcubión ganó. Y del acto nos queda la egregia estampa del alcalde recibiendo, agradecido, la placa, la bandeja, regalo de TVE. Qué satisfacción para este edil: del negro chapapote al latón de Grand Prix.