La televisión no tiene demasiado en cuenta al público infantil. O, al menos, en lo que hace referencia a la difusión de contenidos que contribuyan a su formación. Y lo que es peor: el marco de regulación español es insuficiente. Eso es lo que manifestaron ayer en Barcelona diversos representantes del Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales (OCTA), una iniciativa civil creada en el 2005 que agrupa a más de 50 entidades, como la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), el Defensor del Menor de Madrid y Unicef. "En las teles comerciales, el público infantil no existe como destinatario de contenidos destinados a su provecho --denunció Alejandro Perales, presidente de la AUC--, sino como mercancía que vender a los anunciantes". En ese sentido, Perales destacó que "solo las teles públicas" tienen una programación "mínimamente dirigida a la infancia" y que los contenidos de los canales temáticos, en algunos casos, tienen "una visión publicitaria", y en otros, están dirigidos "más honestamente" a las necesidades del menor. El miembro del OCTA también hizo referencia a un fenómeno "curioso" de inversión de las parrillas: la inclusión de contenidos destinados a un público adulto en la franja de tarde, mientras que series de corte familiar, donde aparecen menores, se programan en horario nocturno.

En cuanto al marco de regulación, Perales apuntó que esos desajustes no los ha resuelto la legislación española, al contrario de lo que ha ocurrido en otros países, y que las teles se plantearon los códigos de autorregulación como una vía "para paralizar los contenidos más duros", pero no para introducir cambios de temáticas. Sobre los espacios emitidos en horario de protección infantil reforzada (entre las cinco y las ocho de la tarde), los ponentes fueron muy críticos, y censuraron programas como I love Escassi (Tele 5) y Generación Ni-Ni (La Sexta).