A la concursante Helena Gadel el lunes por la noche la expulsaron (Operación Triunfo , TVE-1). Fue una injusticia como una casa. Le hicieron cantar His eye is on the sparrow , un tema de extraordinaria dificultad, mientras a su compañera Nika le tocó interpretar Show me heaven , una melodía con más feeling y mucho más fácil. A las otras, las no nominadas todavía, les tocaron regalitos como la popularísima Caruso , o el conocido tema de la cantante Rosario, De ley . O sea, que Helena, con esa canción que tuvo que defender, más que caerse del concurso dio la impresión de que la empujaban. Aunque su expulsión no es traumática, y estamos convencidos en casa de que Helena, tarde o temprano, encontrará quien sepa apreciar el talento que ha demostrado, nos ha servido su caso para reflexionar sobre cómo manejar las amenazas de expulsión, los momentos peliagudos que la vida nos depara a los humanos. Hay gente experimentada. Esa misma noche, un poco antes, vimos que Aznar salió a que le entrevistasen. ¡Ah!, fue una aparición meditable al respecto de lo que hablábamos. En puridad, no hacía ninguna falta utilizar al periodista Alfredo Urdaci para hacer ver que conversaba: hubiera podido salir él solo, lanzar el correspondiente mensaje, y marchando. Pero el presidente del Gobierno, político experimentado, no tiene la ingenuidad de la Gadel: sabe que para intentar parar ese fuel que desde Galicia le salpica, no es conveniente salir a cantar solo ante las cámaras.