Qué vergüenza, qué des-Prestige , qué indignante labor la de la TV pública del Estado --TVE-1, en particular--, ante el desastre de Galicia. Ayer, se cumplieron exactamente tres semanas, 21 días, del primer SOS del petrolero frente a Fisterra. Y si hoy los buenos profesionales que hay en TVE, que son muchos, hiciesen balance de cómo ha informado, les caería la cara a pedazos. Más que información, lo que hemos visto ha sido una indignante labor de maquillaje. Un verdadera operación de propaganda encaminada, primero, a desviar la atención hacia el capitán del petrolero; después, sirviendo de pura megafonía a los triunfales augurios del Gobierno que aseguraba que la mancha estaba controlada; y finalmente, exaltando los trabajos de la Xunta y del Gobierno central para esconder su evidente y letal ineficacia. Los televidentes de todo el Estado nos hemos tenido que refugiar en Tele 5 para poder tener una referencia informativa real, no manipulada, porque tampoco en A-3 TV hemos encontrado información fiable. En suma: lo que ha ofrecido la TV que todos financiamos ha sido una estafa informativa al servicio de la propaganda gubernamental.

Queden pues hoy, retratados, con esta imagen que sacó El guiñol (C+), el martes: ese espectro del pasado, carabina en mano, resto del franquismo, firmante e informante de las penas de muerte de Grimau, de Granados, faro de la España que va bien, patriarca del partido en el Gobierno, reserva espiritual de la perdigonada, y feroz constructor de frases bárbaras, como aquella de 1985, que rezaba: "A quien discuta mi liderazgo, me lo como crudo". Qué curiosidad: hoy el crudo de la costa se lo está comiendo a él, y a toda su xunta compaña, a pesar del interés de TVE por esconderlo.