--Usted ha estado 10 años en La Cubana. ¿A qué se debe el cambio?

--Es que he estado 10 años dedicando mi vida a la compañía, porque La Cubana es más que un trabajo: es una forma de vida. He hecho dos giras por España, muchísimas temporadas en Barcelona y Madrid. Y ahora que acababan las funciones de Cómeme el coco negro en Madrid, decidí dejarlo, porque mi cuerpo y mi cabeza ya no aguantaban más.

--¿Se arrepiente?

--Nooo. Durante 10 años me lo he pasado muy bien, no quería hacer otra cosa, y he aprendido muchísimo. Recorrer España llenando teatros es muy difícil y el nombre de La Cubana te abre muchas puertas.

--¿Cómo dio el salto del teatro a la televisión?

--Estando con el estreno del coco en Madrid, vino el director de casting Luis San Narciso a vernos y, al cabo de dos meses, me llamó y me preguntó si me interesaba hacer alguna prueba y tal. Y fui. Como ya tenía en mente la idea de dejar La Cubana, acepté el trabajo que me ofrecía...

--Que fue el Saturday night live...

--Sí. Fue mi primera experiencia en tele. Yo hacía casi de comparsa, porque éramos nueve actores y yo hacía un papel muy pequeñito. Era un subidón, porque se hacía en directo.

--Pero fue un programa que fracasó...

--El programa era precioso y la idea era muy bonita, pero creo que el problema venía de intentar adaptar unos guiones de los años 80 que ahora no tenía ningún sentido.

--¿Y El club del chiste? ¿Es que le gustaba contar chistes?

--Nooo. Fue un "tenemos esto, ¿te interesa?". Y yo: "Sí, pero es que yo no he explicado un chiste en la vida". Si yo no me considero graciosa... Madre de Dios... Pero, bueno, si creen que lo puedo hacer, pues adelante.

--¿Le dan escritos los chistes que tiene que contar?

--Sí. A mí me dan un chiste y me las he de componer como puedo. Yo me he tenido que buscar una forma de explicar chistes, porque no tenía ni idea. Ha sido un curro, pero estoy contenta de haberlo hecho, porque es un programa que tiene buena calidad y los chistes están bien... Ya, ya sé que los chistes están considerados como lo más bajo o básico o cutre del humor, pero parece que al añadirle un toque de ficción, y con el equipo que se ha creado, el programa está funcionando muy bien.

--¿Martina Klein, Anabel Alonso y usted son la buena, la fea y la mala?

--Ja, ja, ja... Digamos que cada actor aporta un tipo de público. Anabel es la directora de orquesta, están Martina y David Amor, que son los guapos; y los graciosillos feítos, que seríamos Diego Arjona y yo. Y aquí entra la ficción: el feo se enamora de la guapa y la feíta, del guapo...

--¿Pero realmente es usted como la pintan?

--Nooo. Me pintan sin autoestima, tímida, un poco paradita... Me encanta hacer este papel. Anabel hace como que me pega caña y yo voy a remolque, inocente. Me lo paso muy bien. Puedo parecer así, porque soy muy tímida y me miro las cosas desde la barrera, pero cuando entro...

--¿Seguirán con el programa?

--Sí, sí. La previsión es grabar 45 capítulos más. Acabamos de renovar con Antena 3 y estaremos en pantalla hasta junio, creo. El club del chiste funciona muy bien y tiene muy buena acogida... Dicen que es por la crisis, que la gente no quiere ver miserias y que el chiste pasa fácil.