Cuarto milenio nació con Cuatro en noviembre del 2005. Desde entonces, el programa que dirige y presenta Iker Jiménez es uno de los de más éxito de la cadena, reuniendo cada domingo una media de 1.324.000 espectadores, lo que supone el 9,1% de cuota de pantalla (la media de Cuatro es del 5,8%).

--¿Qué le da Cuarto milenio a su más de un millón de fans?

--En primer lugar, la variedad de temas que tratamos, que no son solo los típicos sucesos paranormales, sino también historias antiguas, casi olvidadas, misterios sin resolver y, por supuesto, temas actuales, que aparecen minusvalorados en otros medios, pero que esconden un misterio detrás y tienen gran interés. Además, damos un tratamiento que huye de la degeneración tremendista y sensacionalista en que se había caído en estos temas con un grupo de colaboradores y expertos de gran rigor, que no son los habituales.

--¿A qué se debe esa atracción que tenemos hacia el misterio?

--El ser humano ha sentido siempre una gran atracción por lo desconocido, por lo que no era capaz de explicarse, forma parte de su propia condición. Ahora, que vivimos en el mundo digital y nos creemos que tenemos respuestas para todas las preguntas, resulta que no es así, hay cuestiones fundamentales en el hombre, como el misterio de la vida y la muerte, que siguen sin tener una respuesta satisfactoria. Mientras haya preguntas sin respuesta, atraerá lo misterioso.

--A veces en el programa se cuentan historias ya conocidas, como recientemente ha ocurrido con el crimen de Cuenca, pero le dan un tono a la narración cargado de misterio, insinuaciones y hasta truculencias. ¿Esa forma de contar ayuda a incrementar la intriga y la expectación?

--La forma de contar es muy importante. Nosotros no solo queremos dar noticias, aunque trabajamos con el mayor rigor, sino crear en el espectador una cierta cantidad de sensaciones, a lo que contribuye la narración, la voz que cuenta, la música. En la TV no es la imagen lo único que cuenta, también la creación de un ambiente es fundamental.

--¿Qué prefiere, impresionar al espectador o informarle?

--La verdad es que nos gustaría impresionar informando. Queremos comunicar unos hechos claros, reales, comprobados, pero, a partir de ahí, pretendemos que el tema permanezca en la mente de los espectadores. Que cuando acabe el programa, piensen en él, le den la vuelta y saquen sus conclusiones, y para eso hay que impresionarle, ese es el objetivo.

--¿Es la reencarnación de Fernando Jiménez del Oso?

--Para mí es un auténtico honor que se pueda pensar eso, porque trabajé nueve años como subdirector de la revista de Fernando y aprendí mucho de él, pero eso es imposible, fue una personalidad inimitable. Además, vivimos unos tiempos muy distintos a los suyos y hoy ya no es posible que nadie alcance la repercusión que Jiménez del Oso, De la Quadra Salcedo o Félix Rodríguez de la Fuente tuvieron.

--El viernes emitió un especial de El código Da Vinci. ¿Tiene previstos dar más especiales?

--Sí, aunque no tendrán emisión fija. Me gustaría tratar cuestiones que me apasionan, como los misterios del arte, que por la duración del programa domingo no tienen cabida.

Cuarto milenio. Cuatro, 22.55