Nunca hubiéramos imaginado que su andrógina fisonomía, perfecta dentadura y atlético cuerpo pudiera recordarnos al obeso, barbudo y enfermo de gota Enrique VIII de Inglaterra, inmortalizado en los retratos de la época.

Pero si nos olvidamos de ello, Rhys Meyers es perfecto para encarnar a esta versión del monarca inglés del siglo XVI en Los Tudor . TVE-1 ofrece esta exitosa serie desde el pasado día 15 (22.15), y Canal+ estrenará la cuarta temporada en otoño.

Aparte de su gusto por las mujeres (ha mantenido relaciones con actrices, modelos y herederas millonarias) Rhys Meyers posee algo en común con el personaje: una imperiosa presencia. "Enrique VIII fue el mejor rey que ha tenido Inglaterra --dice--, su corte era la meca del entretenimiento y la más influyente de Europa".

--¿Qué ha aprendido del monarca que no supiera?--Según las fuentes que consultamos, Enrique era el príncipe más apuesto de la cristiandad, además de un excelente cazador, experto jinete, políglota, amante de las artes, la literatura y la arquitectura. Durante su reinado, diseñó más de 60 palacios y sus correspondientes jardines. La serie cubre los primeros años de Enrique VIII en el trono, con lo cual tiene sentido presentar estas facetas del monarca, además de mostrarle como un tirano, misógino y aficionado a cortar cabezas.

--Su físico, obviamente, no se asemeja al que estamos acostumbrados a ver en retratos de Enrique VIII. ¿En qué se basó para interpretar la personalidad del rey?--Me basé, principalmente, en el guión de Michael Hirst, con el cual tuve numerosas conversaciones para saber hasta dónde podíamos llevar nuestra interpretación, manteniéndonos fieles, lo más posible, a los datos históricos. Obviamente, no peso 150 kilos ni tengo una barba roja, por lo cual mi físico no ayudaba en ese sentido, así que tuve que imaginar lo que hubiera sido el comportamiento de un joven de 28 años, activo, vigoroso y al que se le ha otorgado poder absoluto sobre su país. No fue tan difícil como uno se imagina, fue un proceso muy divertido e interesante.

--¿Por qué sigue fascinando este personaje cinco siglos más tarde?--Por todo el drama que rodeó a su vida. Un monarca que comienza su reinado cortando cabezas y pidiendo el divorcio de su esposa no es un rey cualquiera (risas). Es polémico, ambicioso, fascinante y muy inteligente, como prueba el que eligiera rodearse de gente como Tomás Moro y el cardenal Wosley. Su vida tomó un curso que resulta ser muy interesante desde el punto de vista cinematográfico y televisivo. Lo importante era hacerle atractivo para el público contemporáneo y en eso creo que Michael (Hirst) ha estado muy acertado. La intriga política era vital en esa época y lo sigue siendo hoy en día. La política no cambia, los humanos tampoco, lo único que cambia es la estética. Hoy utilizamos automóviles para nuestro transporte, mientras que en aquella época se usaban caballos y carruajes.

--¿La intriga sexual y el uso y abuso del poder sigue teniendo relevancia?--El sexo y la política son los temas favoritos de la sociedad, ¿no cree? Lo único que ya no existe en las sociedades desarrolladas es el absolutismo. Enrique VIII fue el último rey absolutista de Inglaterra. Después de él, los monarcas estaban más controlados, pero él hacía lo que le daba la gana.--La serie toca un tema importante, religión y Estado. ¿Qué opina de que la religión se mezcle en los asuntos de Estado?--Creo que ambas cosas deben estar separadas, porque la política es práctica, es la manipulación de las cosas para que estas se lleven a cabo por el bien de la mayoría. La religión es la relación directa del individuo con Dios. Nadie puede decirle al otro que su Dios es el verdadero o imponer su religión a los demás. A lo largo de la historia, la religión se ha utilizado como herramienta política, para manipular al pueblo; era una forma de tenerle supeditado al poder. No creo que exista ningún Dios que tolere que se masacre a la gente en su nombre.

--La serie toca un tema importante, religión y Estado. ¿Qué opina de que la religión se mezcle en los asuntos de Estado?

--Parece que los actores británicos o irlandeses, como es su caso, son menos remilgados que los estadounidenses a la hora de desnudarse ante la cámara. ¿Me equivoco?--En mi caso, no tengo ningún reparo a la hora de desnudarme. Si eso es lo que pide el guión, creo que es lo más natural del mundo. En este caso, el personaje del rey Enrique VIII, como he dicho antes, es joven y atlético, así que me preparé físicamente antes de rodar la película para mostrarle de esa manera. Dicho esto, y a pesar de que en la serie haya muchas escenas de sexo, particularmente no me gusta ver esas secuencias en la pantalla. Siempre me ha parecido más interesante la insinuación o la anticipación al sexo.