Con una larga experiencia en investigación social, le ha resultado apasionante seleccionar y preparar a las 200 personas que se sentaron en el plató de Tengo una pregunta para usted. No tan contentos salieron quienes se quedaron sin poder formular su pregunta. Pero unos y otros tuvieron muy buen rollo con el presentador. "Lorenzo Milá los tranquiliza", comentó Lluís Fatjó-Vilas después de unas pocas horas de sueño. El culpable había sido Mariano Rajoy, que se quedó charlando hasta las tantas.

--El programa con Rajoy tuvo más de seis millones de espectadores.

--No se esperaba tanto éxito de audiencia. Estamos muy satisfechos y lo atribuimos a TVE. Nuestra responsabilidad fue llevar a la gente y que representaran lo mejor posible a los ciudadanos españoles.

--¿Cuál fue la clave?

--El éxito se debió sobre todo al acierto de un formato televisivo que permite una comunicación directa entre ciudadano y dirigente político. Opino que ese formato recupera el espíritu de la transición. Desde hace muchos años era difícil que se produjera un encuentro directo.

--Resulta que a los ciudadanos les interesa la política.

--Sí, y eso es fantástico. Parecía que se habían desentendido de ella pero se ha demostrado que no. Cuando el formato es adecuado, el ciudadano se siente representado y de ahí los magníficos datos de audiencia.

--¿Cómo hacen la muestra?

--Sobre papel. Conocemos todas la variables sociodemográficas y las hemos ido a buscar. Intentamos una máxima representación de la población. Gente de todas las comunidades, de todas las edades, de todos los estados civiles y con una dispersión profesional importante. Además, había un balance de afinidad política muy similar al resultado de las últimas elecciones. Una vez seleccionados, hablamos con ellos y la víspera del programa los concentramos en un punto concreto, procurando que no tuvieran influencias externas.

--Como los jugadores de fútbol.

--Más o menos. La noche anterior trabajamos con ellos, les explicamos con detalle cómo iban a discurrir las cosas y seguimos haciendo pedagogía otra hora más la mañana siguiente. A las 10 llegaron los equipos de TVE al hotel donde estábamos, que desconocían a los participantes.

--¿Qué querían conseguir?

--Que su pregunta fuera espontánea, que respondiera a lo que piensan y a los valores que querían transmitir, y que lo expresasen en pocas palabras.

--¿Cómo evitan la reiteración?

--Cuando el equipo de TVE comenzó su trabajo preguntó a cada una de las 100 personas que acudieron a los dos programas de qué tema querían hablar para que reflejaran sus inquietudes y así poder planificar el ritmo de la emisión con la máxima presencia de perfiles. Nada más.

--En conjunto, fueron más críticas las cuestiones a Rajoy.

--Prefiero no entrar en esa interpretación. Lo que sí se notó más fue la presencia de personas de Cataluña con un nivel de crítica más elevado.

--Hablemos de la imagen que proyectó cada uno.

--Zapatero fue la novedad. Se encontró con un formato aún desconocido. Creo que estuvo bien preparado, pero le costó descender a un terreno más particular para conectar mejor con los asistentes. Estableció unas respuestas básicamente muy bien documentadas, pero muy generales.

--¿Estuvo poco coloquial?

--Yo diría que llegó poco al nivel de contacto más personalizado. Creo que esa asignatura la llevaba bien preparada Rajoy, y en ese sentido logró dar respuestas más personalizadas, cuidó los detalles de agradecer las preguntas; también las más irritantes. Fue muy hábil.