Las audiencias, a veces, no hacen justicia. El interés por descubrir sin fanfarrias las virtudes de los jugadores galácticos del Real Madrid ante el Valencia acabó el domingo por la noche, en Antena 3, como el rosario de la aurora. Vaya decepción, porque el partido que debía mostrar las habilidades de Beckham, los remates de Ronaldo y los malabarismos de Zidane no tuvo ni el minuto de gloria que suelen tener este tipo de eventos deportivos. El comentarista del encuentro (J.J. Santos) se avanzó en el juego de las premoniciones al describir la nueva camiseta que lucían los madridistas: "Son de un azul gris". Sin saberlo, dio en la diana.

No hubo magia entre los futbolistas, ni la retransmisión cumplió con las expectativas. Había pocas cámaras, faltaba el ritmo que surge de analizar las jugadas desde varios ángulos y para rematar los desencuentros hubo una ausencia total de goles.

Vaya aburrimiento, a pesar de que el equipo del Valencia hizo méritos para desentumecer los músculos de los espectadores. Ni por esas. Bien mirado, el único consuelo fue que los comentaristas se comportaron con profesionalidad, sin recurrir al patriotismo barato. La suma de ambas circunstancias hubiera sido inaguantable.