No solo en Cataluña hay cacao. En Tele 5 también viven un drama. La 'ratomaquia' no despega como ellos esperaban. Esta edición de 'Gran Hermano 18', más que arrancar, parece que ha encallado. Los índices de audiencia son muy bajos para una barbacoa tan pretendidamente multitudinaria. Y, para mayor desgracia, en la segunda gala los gritos de «¡tongo, tongo!» comenzaron a escucharse.

El presentador, J.J. Vázquez, les dijo a los que protestaban: «Pues id a denunciarlo al juzgado. Los que no estéis cómodos abandonad el plató. Tenéis la puerta abierta de par en par». Y vimos cómo un buen número se levantaban y se marchaban.

Pero cuidado: no menospreciemos la capacidad de reacción de los constructores del tinglado. Son 18 años de experiencia cocinando 'ratomaquias'. Saben incentivar el morbo como nadie. Ahora mismo tienen un as en la manga que puede devolverles parte de esos cuatro millones de espectadores que han perdido a lo largo de los años. Una de las concursantes elegidas, que ya está en Guadalix con los demás, Pilar, de 20 años, de Ejea de los Caballeros, ha comentado, preocupada: «Llevo 15 días de retraso. Si no me viene la regla el domingo, pediré que me hagan el test del embarazo».

¡Ahh! Una embarazada en la jaula es una de las aspiraciones que lleva tiempo acariciando este programa. Suspiran por hacer como hicieron en el año 2005 en 'Big Brother' Holanda: consiguieron que una concursante, que estaba embarazada, diese a luz a una niña, Jocelyn, que pesó dos kilos y 900 gramos. Este bebé les permitió potenciar el programa irradiando un morbo extraordinario. Yo creo que una criatura nacida en la jaula de la 'ratomaquia' tiene derecho haacogerse al estatuto de apátrida. O sea que en Tele 5 hay ahora mismo grandes esperanzas depositadas en el posible embarazo de Pilar.

Antes de los gritos de tongo que escuchamos en la gala, los 80 aspirantes que metieron en Guadalix, pero que enseguida les echaron porque no fueron seleccionados, clamaban desesperados desde la grada: «¿Y qué va a ser de nosotros?». Esa es otra tragedia. Su esperanza vital era formar parte de la carne de cañón de la cadena, aunque sea a costa de rustirse en la barbacoa mediática. ¡Ah! Tremendo futuro laboral el que España ofrece a estas criaturas: la emigración o la 'ratomaquia'.