La agenda laboral de Julia Otero está a rebosar. Desde hoy amplía a dos horas (de 10.00 a 12.00) su participación en el programa de Luis del Olmo Protagonistas . El entretenimiento y la actualidad se darán la mano en las ondas con colaboradores de primera, como Carles Rexach, José Antonio Camacho, David Trueba y Ferran Monegal, entre otros. En noviembre le espera la tele catalana TV-3, donde presentará un programa semanal con niños.

--¿Cómo afronta la nueva temporada radiofónica?

--Con la responsabilidad que implica estar bajo la marca de Protagonistas y el haber tenido la confianza de la cadena para ocupar dos horas en el prime time .

--¿Sentía el mono de las ondas?

--No. Figuraba en el contrato, que es por tres temporadas. En la primera estaba prevista una hora, y en la segunda y la tercera se ampliaba a dos. Ha sido una decisión acordada en el minuto cero del contrato.

--¿Cómo plantea esa nueva franja?

--Teniendo muy claro dónde estamos y de dónde venimos. Estamos en la mañana y venimos de la tertulia política y de la información dura de la jornada por excelencia. Siempre hay que situarse en esos términos y plantear una alternativa, que es la del magacín, con ánimo de entretener y sin descuidar nunca la información, pero con una actitud crítica y con cierto sarcasmo y sentido del humor. De ahí también el grupo de colaboradores, firmas con mucho prestigio y con una mirada singular de la realidad.

--¿Le preocupa la competencia?

--No es que me inquiete. En todo caso, me preocupa mi incompetencia para no hacerme con la audiencia. Lo importante es crear un producto competente y competitivo, que tenga buenos resultados de audiencia, porque es por eso por lo que te contrata una cadena, y que reúna las características que a mí me parecen que son los objetivos: entretener, no embrutecer y hacer sonreír y pensar, una radio que no deje indiferente.

--A partir de noviembre compaginará Punto Radio y TV-3. ¿Qué tal va a llevar esa dualidad?

--Casi nunca lo he hecho. Siempre he sido monógama sucesiva: o me he casado con la radio o con la tele. Pero nunca he practicado la bigamia comunicativa. Si he optado por hacerlo es porque se trata de un programa semanal de una hora, que se cocina mucho durante el resto de días. Mi implicación directa en el plató no deja de ser un tiempo reducido. Confío en que los madrugones del día a día sean compatibles con el seguimiento de un espacio que va a sorprender a mucha gente.

--¿Puede explicar detalles?

--Hay mucha curiosidad por que yo haga un programa con niños. Es un espacio con críos, pero hecho para adultos. Vamos a ver a los futuros protagonistas del siglo XXI, que ahora son pequeños, y qué opiniones mantienen respecto a los temas que nos preocupan y que mueven el mundo.

--Se trata de la primera vez que trabaja con pequeños...

--Es un reto y no creo que sea fácil. Llevo tantos años entrevistando a vips, que pienso que desintoxicarme de los grandes personajes públicos de todos los ámbitos para acercarme al lenguaje de los pequeños es un reto que espero saber afrontar.

--¿Las cerezas de TVE no le dejaron buen sabor de boca?

--¡A mí, sí! Un sabor espléndido... Cada día que pasa, el gusto que va dejando en la memoria es mejor y, además, es compartido con mucha gente, que sigue pensando que Las cerezas fue un punto de inflexión en un momento en que TVE-1 parecía querer apostar por una televisión distinta. Fue una propuesta cuya audiencia no se ha visto superada por ninguno de los espacios que nos han sucedido, y que podía presumir de ser un programa de tele pública.

--La sección El microondas levantó alguna ampolla...

--Fue un elemento de discordia bestial y perseguido por el PP hasta extremos que solo Toni Soler y yo conocemos. La mantuve contra viento y marea. Es curioso el hecho diferencial que aporta el medio respecto al contenido de lo que estás ofreciendo. Tras el primer programa, ya hubo una reprobación del PP por una parodia de Acebes y Rajoy. No fue fácil mantener el tipo, pero yo confié.