A los grandes hombres del mundo del espectáculo se les conoce, se les admira, sobre todo, por cómo resuelven las difíciles papeletas, por cómo saben salir airosos de las peligrosas trampas que la vida les tiende. Es el caso de Chicho Ibáñez Serrador. En esta Nochebuena, TVE-1 le pidió que presentase el clásico show de aquella casa: Telepasión. Y Chicho dirigiéndose a todos nosotros, así lo presentó:

"¿se han parado a pensar en que esta noche, en algún lugar, quizá podría ser terrorífica? /.../ Quédense, quédense con nosotros, y horroricense". Tenía toda la razón: quedamos horrorizados por completo. Tomando como peana las películas de miedo más célebres de la historia, los famosos en nómina del ente público nos dieron, en efecto, una noche horrorosa. Consiguieron aumentar el pánico que los filmes parodiados produjeron el día de su estreno. Pongamos dos ejemplos. A la bella Anne Igartiburu la disfrazaron de momia que sale del sarcófago. Fue tremendo. Después de haberla visto hace poco en Interviú , tan desnuda, tan hermosa, verla ahora de esa Nefertiti de broma nos causó un gran dolor. Le pusieron un plumero en la cabeza y parecía una mala parodia de María Jiménez. Otro que también nos dejó hechos fosfatina fue Parada. Salió con el bozal de El silencio de los corderos . Aunque como imagen terrorífica no superó al que sacan los de El guiñol (o sea, Cascos en plan Lecter), hay que reconocerle que vestido de caníbal, y con el Farmatint puesto, también nos produjo una honda impresión.