Antes de nada, si no quiere saber cómo termina Los Soprano no siga leyendo. Las reglas del periodismo nos obligan a explicar la noticia y, por tanto, a destripar el último capítulo. Dicho esto: millones de estadounidenses siguieron el domingo el final del que muchos consideran uno de los mejores productos televisivos de la historia. Tras una temporada entera de elucubraciones y teorías sobre el futuro de Tony Soprano y su familia de gánsteres de Nueva Jersey, el creador de la serie, David Chase, optó, simplemente, por un fundido a negro. Eso sí, lleno de tensión.

En su última aparición, Tony se quita de encima a su rival --la sopraniana muerte de Phil Leotardo no puede describirse; hay que verla--, rinde homenaje a sus hombres caídos, visita a su senil tío Junior en su residencia y escucha las arengas políticas de su hijo, AJ. El final, el deseado y esperado final, tiene lugar en un restaurante. Mientras Tony, su esposa y AJ esperan la llegada de Meadow, que se pelea con la dirección asistida de su coche para aparcar, por el restaurante desfila una galería de individuos a cual más sospechoso. Uno de ellos, incluso, pasa junto a la mesa de la familia y entra en el baño. ¿Un asesinato a lo Michael Corleone? Nunca se sabrá, porque cuando Meadow entra, Tony levanta la cabeza y la imagen se funde a negro. Eso es todo.

"Odio la forma en que Tony levantó la vista y la pantalla se oscureció. Me cabreé tanto que le dije a mi marido: ´Espero que el decodificador del cable se haya estropeado, porque si así es como la serie acaba, apesta´", escribe una indignada fan en el foro del Chicago Tribune . En una encuesta por internet del mismo diario, el 43,7% de los votantes afirmaban odiar el final. En los foros de la red, muchos admiten que pensaron que se había estropeado el decodificador, y pocos coinciden con la opinión de los críticos: que Chase (guionista y director del último capítulo) estuvo brillante. De la envergadura del fenómeno Soprano da fe que ayer el final fue tema de portada en los periódicos y asunto de debate en las tertulias matutinas de los programas de radio y televisión. En todo el país se escuchaban y se leían opiniones y especulaciones de todo tipo: desde que el auténtico final podrá verse en la edición que se lance en DVD (Chase rodó tres finales), hasta que el creador se guarda la traca final para una versión cinematográfica. Y había, por supuesto, quien defendía que, bien mirado, esta serie no podía terminar de otra forma.