--Cuénteme un poco cómo va a ser Museo Coconut.

--Ante todo, es un cambio de formato respecto a lo que hacíamos hasta ahora con Muchachada Nui. Museo Coconut será una sit com comedia de situación. Los personajes serán fijos y no habrá secciones como Celebrities o Marcial. Será totalmente diferente. Y eso no está provocado por el cambio de cadena ni por compromisos contractuales. Es porque hemos querido hacer lo que nos apetecía. Serán 13 capítulos de 25 minutos, con sus decorados, sus tramitas, sus personajitos... Todo respirará esa sensación de estar en casa que tienes cuando ves estas series.

--Esas célebres secciones que nombraba (Marcial, Celebrities, Enjuto Mojamuto), ¿están jubiladas o solo congeladas un tiempo?

--Si después de la serie nos apeteciera hacer un especial de sketches, podríamos recuperarlos. No ha sido un punto y final. Pero llevábamos mucho tiempo haciendo un programa de números y nos apetecía ver si podíamos hacer ficción.

--¿A qué personaje va a echar más de menos?

--Por una parte sí echaré de menos los números, pero me apetece meterme en un personaje y quedarme ahí un rato. En Museo Coconut soy uno de los vigilantes. Y como podremos volver a los números breves, creo que la nostalgia de Muchachada... no nos va a durar mucho.

--¿A qué se parece Museo Coconut, de lo que se ve hoy en la tele?

--Quizá un poco a la serie inglesa Los informáticos. Hemos crecido viendo este tipo de series: Cheers, Bill Cosby, Las chicas de oro... Quizá tiene un aire a Aída, pero en vez de durar 45 minutos, va a durar la mitad.

--Ernesto Sevilla dirige la comedia. Y en ella están sus compañeros de Muchachada... ¿Estuvieron todos de acuerdo en que había llegado la hora de cambiar el chip?

--Sí. Notaba que la gente con la que trabajaba necesitaba cambiar y crecer. Nos pareció bien. Fue una cosa natural, a todos nos apetecía. Al equipo creativo, a los técnicos...

--¿Qué valor añadido aporta el público en directo en el plató?

--Es distinto hacer un número donde puedes repetir que estar en directo, hacerlo todo de un tirón y sentir la magia de la gente ahí. Va a ser muy chulo y nos apetece hacerlo con público. Las risas que tú oyes en casa son las de la gente en el plató.

--¿Cuál es la clave para hacer reír?

--Los ejecutivos de la tele han apostado por el humor. Hace años ese género era un páramo, y ahora hay mucho en pantalla. Además, en tiempos de crisis, la gente lo que quiere es consumir este tipo de formato, porque quieren evadirse. Ahora es buen momento para hacer humor en la tele. Tenemos suerte de seguir trabajando en proyectos que nos gustan.

--En el programa habrá cameos de famosos. ¿A quién veremos?

--Antes jugábamos con el hecho de hacer varios personajes cada uno, pero ahora en una serie ya no se puede. Así que hemos llamado a amigos actores para que hagan pequeños papeles. Ahí van a estar Arturo Valls y también Faemino y Cansado. Son gente que nos apetece mucho que salga.

--Museo Coconut pasa en un museo, en el que manda una señora y su hijo. Como en el Thyssen...

--¿Si nos ha inspirado Tita Cervera y su hijo? Bueno, algo de eso hay, pero no es una parodia de la baronesa, ni de Borja, ni del Thyssen en particular. El hecho de situarlo en un museo sí que fue lo primero que surgió. La idea original era hacer una serie en la que los protagonista fueran los vigilantes de un museo.

--¿La serie supone una continuidad, pensando en su público fiel, o buscan llegar a más gente nueva?

--Buena pregunta... Hemos renunciado a alguna seña de identidad. En una ficción no puedes usar el humor absurdo, como antes. La gente desconectaría. Hemos escrito de otra forma, pero nuestra huella está ahí. Creo que los fans se sentirán cómodos y se reconocerán. Y una de nuestras prioridades es gustar a la gente a la que ya gustamos. No hay concesiones para llegar a más público, pero este formato es más asequible.