Hay situaciones que me producen repugnancia, por la falta de respeto de las personas, y programas que hacen de las miserias humanas el caldo de cultivo idóneo para ganar audiencia.

Hago esta reflexión después de seguir el despreciable espectáculo que protagonizaron el sábado los contertulios y los invitados del magacín Salsa rosa (Tele 5), dando juego a una nieta y a la exrepresentante de Imperio Argentina (Sandra Nile y Enriqueta Villar, respectivamente), mientras el cadáver de la cupletista aún estaba caliente.

PERSONAJILLOS

No sé si estos dos personajillos consiguieron quedarse con un pedazo de la herencia de la cupletista, lanzando insidias sin límite mientras les instigaban periodistas especializados en hurgar en las desgracias ajenas. Lo que sí es seguro es que con aquel espectáculo, Salsa rosa dio otra vuelta de tuerca al género de las noticias del corazón. Es una forma de ganarse a pulso la fama y, de paso, ser líderes en Tánger, como dijo una de las profesionales al inicio de la emisión. Vaya premio.

Hasta hace poco, los contenedores se vaciaban por la noche. Hoy nos echan la porquería mientras cenamos y se quedan tan tranquilos. Es lo que algunos empiezan a denominar nuevo periodismo.