En 1998, Kristin Davis, que encarna a Charlotte en Sexo en Nueva York, no creía que "a nadie en Iowa le importaran cuatro mujeres de Nueva York". Cinco Emmys, ocho Globos de Oro y 94 capítulos después, y tras seis años como una de las cuatro protagonistas de una serie que se ha convertido en un fenómeno sociocultural internacional, Davis ha comprobado que sí importa. Incluso en España, donde la han emitido Canal+ y A-3.

Quizá porque sí importa, la despedida definitiva de Sexo en Nueva York hoy en Estados Unidos ya es llorada por columnistas, espectadores, fashion victims y propietarios de locales neoyorquinos escogidos como escenarios, que han visto dispararse su popularidad. Pero existe un consuelo: hay en marcha un proyecto para llevar las aventuras de Carrie, Miranda, Samantha y Charlotte al cine.

Estos cuatro personajes, inspirados en el libro de la columnista Candace Bushnell e ideados por Darren Starr (autor de Sensación de vivir y Melrose Place ), debutaron el 5 de junio de 1998. Desde entonces, se han convertido en barómetros contemporáneos de la ética y la moralidad de la sexualidad, de las relaciones de pareja y, sobre todo, de la amistad. Y han marcado tendencias, especialmente en el caso de Carrie (la actriz Sarah Jessica Parker), que ha desatado la locura popular por los zapatos de precios nada populares de Manolo Blahnik, o convertir en moda la mezcla de ropa de marca y de prendas vintage.

PORTADA EN ´TIME´

En la primera temporada, la revista Variety destacaba "buenas actuaciones", pero aseguraba que los guiones necesitaban "desentumecerse y heredar algo de la picardía que las actrices dan a sus papeles". Lo hicieron y la audiencia mejoró. Pero la confirmación del fenómeno llegó en el 2000: la revista Time escogió a las protagonistas para la portada con el titular "¿Quién necesita un marido?".

La revolución de Sexo en Nueva York, que no se ha librado de las críticas (obvia la mezcla racial de Nueva York), culminó meses después, cuando se convirtió en la primera serie emitida por cable que ganaba el Emmy a la mejor comedia. En la siguiente temporada, con guiones cada vez más complejos e historias de lo que alguien ha llamado "profunda superficialidad", Variety aseguró: "Lento pero seguro, la mejor comedia se está convirtiendo en uno de sus mejores dramas".

Los temas, sin perder la perspectiva amable, han alcanzado sin duda en la última temporada un nivel más profundo: hay cáncer de mama, matrimonios, hijos, adopciones y, en el caso de Carrie, la opción de escoger entre dos hombres y dos ciudades: París o Nueva York. Su elección se desvela hoy, en un último capítulo que se ha mantenido tan en secreto que hasta se rodaron tres finales para evitar filtraciones. Es una forma de poner emoción. Algunos críticos ya auguraban el ocaso de la serie, veían un declive en su atractivo y denunciaban la simplificación de sus protagonistas.

Y Parker, premiada hace un mes con el Globo de Oro, lo tenía claro: "Es mejor despedirse cuando aún gustas a la gente". Dicho y hecho. Su Carrie aún gusta. Y hoy dice adiós.