Tolo TV es una cadena afgana digna de admiración, pero son unos piratas de tomo y lomo. Por un lado, hay que reconocer su valor para intentar ser la primera televisión comercial moderna en la convulsa y postalibán Afganistán --en diciembre estuvieron a un tris del cierre por emitir un concierto de la voluptuosa Shakira--. Pero, por contra, hay que censurarles que se parapeten en el caos de su país para copiar, por la patilla, el formato de Operación triunfo y emitirlo sin ningún rubor, ni consideración, por el copyright de un indignado Josep Maria Mainat (padre, con Toni cruz, del OT primigenio). No es de recibo lo que han hecho con OT (en tres ediciones, por cierto). Dicho esto, hay que aplaudir el valor de este colectivo por intentar mostrar en su país qué pasa en el siglo XXI, aunque esta visión sea un triple salto inmoral para sus talibanes, un personal del primer milenio, pero que aún mandan mucho por esos lares.

Y si Tolo TV, con solo tres años y medio de vida, ya pone de los nervios a los ortodoxos con su parrilla (¡que incluye la serie 24!), ahora ha escandalizado al permitir que en su OT-3 no solo participen mujeres, sino el súmmum: ¡que una llegue a la final!

La revolucionaria es Lima Sahar, joven de 20 años que, para acabar de liarla, es de Kandahar y pertenece al grupo étnico pashtún . O sea, a la columna vertebral de esos talibanes que, hasta que fueron derrocados en el 2001, prohibieron la música y la tele. Pero Lima ha tenido el arrojo de desembarazarse del burka azul que caracteriza a las mujeres de su región, y con su voz y simpatía ha encandilado al país (y a los inflexibles miembros de un jurado con más malas pulgas que Risto Mejide). Total, llegó a la final y soñó con el inconmensurable premio: unos 3.125 euros.

Para el lobi religioso, Afghan Star (como se llama el programa en Afganistán) es una inmoralidad que atenta contra la sharia (la ley islámica). "No necesitamos una mujer cantante", afirmó el líder religioso Ali Ahmad Jebra-Ali, que justifica su crítica con preguntas retóricas: ¿en qué puede ayudar a la pobreza que gane una mujer? "Este no es el camino para ayudar al pueblo afgano", concluye. Como era de esperar, esta visión de la mujer no la comparte la juventud del país, que acude en tromba a las apariciones públicas de Lima y del resto de triunfitos para cazar algo tan occidental como es un autógrafo.

Pero esta historia no tiene final feliz: la protagonista del evento, Lima, fue eliminada y dos chicos se jugaron triunfo y fortuna, saliendo vencedor Rafi Naabzada. ¿Fueron las votaciones las que expulsaron a Lima o la presión que vivió Tolo TV? Si fuera lo segundo, ¿valdría la pena exponerse a una clausura fulminante, o continuar toreando al integrismo para seguir colando pequeña cuñas de democracia en Afganistán?