Lo explicaba hace poco, con bastante tino, la serie Morir de pie, sobre un club de comedia sospechosamente similar al Comedy Store de Los Angeles: el cómico es un ser eternamente frustrado, ansioso por hacer reír y necesitado de amor infinito. Detrás del humor suele haber una persona que se fuerza a contener el llanto.

Garry Shandling (1949-2016) fue cómico de stand-up en el citado The Comedy Store. Antes había sido guionista, pero creyó que la mejor forma de conocerse a sí mismo sería subiendo a un escenario y desnudando sus neurosis ante desconocidos: un plan aterrador. También cuando fue creador y protagonista de series clave para la comedia moderna como It’s Garry Shandling’s show y El show de Larry Sanders siguió confundiendo arte con terapia.

Pero, además del arte, Shandling tenía sus diarios. Entre los 25 y los 66 años (cuando falleció a causa de un ataque al corazón; ayer hizo justo dos años), fue fiel a la práctica de anotar sus vivencias y, sobre todo, planificar las próximas. Ese material es, ahora, columna vertebral del ambicioso documental en dos partes The zen diaries of Garry Shandling, que HBO estrena mañana martes, día 27.

Judd Apatow

Detrás del proyecto encontramos a Judd Apatow, el director de éxitos de la comedia americana como Virgen a los 40 y Lío embarazoso, o productor de series como Girls y Love. De no ser por Shandling, Apatow no habría llegado a hacer nada de esto. Fue Shandling quien le ofreció su primer trabajo: escribirle chistes para una ceremonia de los Grammy (no usó demasiado material), y quien más adelante se lo llevó a la sala de guionistas de El show de Larry Sanders. Apatow habla de Shandling como su mentor, algo que muchos otros podrían decir: Sacha Baron Cohen, Sarah Silverman, Peter Berg, Jon Favreau… Quería ayudar a los demás, igual que George Carlin le empujó a su sueño de convertirse en cómico profesional.

En la película conocemos los pensamientos más íntimos de Shandling. De su puño y letra. Especialmente significativa en su vida y obra fue la pérdida de su hermano mayor, Barry, a causa de una fibrosis cística. Momento doblemente duro porque nadie le dijo «esto es la muerte, esto es la tristeza, esto es el luto». Todas las preguntas sobre la marcha de Barry se las tuvo que contestar él mismo.

«Siempre parecía estar buscando respuestas», dice en el documental Merrill Markoe, guionista de It’s Garry Shandling’s show. «Me daba esa impresión. Y eso le distinguía de otros cómicos a los que conocía. No tenía la sensación de que estuvieran buscando respuestas. Ya tienen todas las respuestas». Shandling aprovechó esa duda constante, su lucha consigo mismo e incapacidad para vivir en el momento, para crear un gozoso humor autoflagelatorio.

El documental es una oportunidad de recordar su enorme labor como guionista, cómico, presentador e invitado regular del Tonight Show… Siempre soñó con conducir ese programa, pero acabó dejando el trabajo por no encontrar el modo de combinarlo con su labor al frente de It’s Garry Shandling’s show, metacomedia seminal en la que Shandling jugaba con las convenciones de la sitcom, rompía la cuarta pared siempre que podía y parodiaba las más diversas referencias pop.

Pero la serie que acabó de encumbrarlo fue El show de Larry Sanders, sobre una figura que conocía bien: la del neurótico presentador de late night. Sin ella sería difícil imaginar desde The office (como recuerda Sacha Baron Cohen en el documental) hasta Rockefeller Plaza. La sombra de Shandling es eterna.