"En el cine español solo hay dos bisojos famosos, Fernando Trueba y yo". Lo dice Enrique Villén, el estrábico actor de filmes como Siete mesas de billar francés, Barrio, Los lunes al sol, La comunidad y El 2 de mayo , así como de las series El inquilino y El síndrome de Ulises . Ahora es el alienígena de Plutón BRB Nero (los miércoles, en La 2, a las 23.30 horas) que se ha ciscado en la Capilla Sixtina.

--Se ríe usted de sí mismo...

--Siempre he hecho chiste de ello. Ya que tengo una desviación ocular, pues presumo de bizco. El estrabismo es solamente una peculiaridad, que yo potencio. Y una vez aceptada, me olvido. No me preocupa. Lo importante es actuar.

--¿No es un hándicap?

--Solo para los directores de casting, que nunca me han querido. Menos mal que eso no ha sido un problema para los directores y productores. Me llaman para trabajar y repiten conmigo: José Luis Garci (cuatro películas), Fernando León (tres), Alex de la Iglesia (tres), Oscar Aibar (dos)...

--¿Le encasillan de malo?

--No. No seré el galán, pero he hecho desde uno de los parados de Los lunes al sol hasta el Ceferino de El síndrome de Ulises , que es un matón de comedia. He hecho algún papel de psicópata, pero en general no hago de malo, no, je, je, je.

--¿Es usted un secundario?

---En inglés dirían actor in a supporting role , de ´soporte´, aunque aquí lo traducimos como de ´reparto´. La única diferencia es el grado de responsabilidad, porque el trabajo es el mismo y tiene una dificultad añadida: hemos de crear nuestro personaje en menos secuencias que un protagonista. Bueno, eso, y que te pagan menos.

--¿Orgulloso de algún papel?

--Quizá el de Ninette, porque me hizo ser candidato al Goya y a una mención de la Unión de Actores. También el de La comunidad, donde hacía un personaje surrealista al que tengo cariño.

--Y vuelve a estar con Alex...

--Es uno de los mejores directores del mundo. Habría que apostar más por él. Si tuviera los presupuestos adecuados, haría maravillas, porque es un tipo que trabaja 18 horas diarias. No sé cómo lo soporta.

--¿Cómo le convenció para ser Roswell? Le tiene encadenado y solo muestra la cara...

--Como siempre: chantajeándome. Me dijo: ´Tengo un papel para ti, no puedes decirme que no´. Y, en efecto, actúo metido en una especie de cajón de un metro cuadrado. Pero para mí es un reto, porque tenía que trabajar con algo nuevo: solo voz y gesto, ya que la movilidad es mínima.

--¿Cómo lo desarrolló?

--En el guión ya era así; yo solo soy un instrumento que suena según quien te dirige. Pero luego mezclé a Hannibal Lecter con el abuelo de La familia Munster , me metí en esa máquina infernal que es mi traje y empecé a crear al monstruo. Y me surgió esa voz que pongo allí.

--¿Es una producción solo para fans de Alex de la Iglesia?

--No, no. Hay que verla. Chavales que no ven la tele convencional, que miran internet, se quedan flipados y piensan ´cómo mola´. Es un tipo de serie a la que no estamos acostumbrados. Que se emita en La 2 garantiza una gran libertad creativa que en otras partes no existe.