Pantalones no ajustados, faldas con corte de 5,1 centímetros por debajo de la rodilla, nada de tacones altos, blusas que únicamente dejen al descubierto 5,1 centímetros de piel alrededor del cuello, mientras que el cabello bajo ningún concepto debe alcanzar los hombros. Este es el código de vestimenta "congruente con la rectitud de Al Jazira" que impuso a las presentadoras el redactor jefe de la televisión qatarí Aymán al Jabalá y que acabó por provocar, primero, una queja de nueve de sus locutoras-estrella y, después, la dimisión en bloque de cinco de ellas.

Las libanesas Jumana Namur, Lina Zahreddin y Julnar Mussa, la siria Lona al Shibel, y la tunecina Nofar Afli optaron por marcharse de la cadena tras sufrir, según sus palabras, un "acoso repetido por los comentarios y críticas" de que no vestían ropas lo suficientemente recatadas. La Federación Internacional de Periodistas (FIJ) ha tomado cartas en el asunto, ha instado a la dirección del organismo a "explicar las circunstancias" que provocaron la renuncia de las presentadoras y ha expresado su preocupación por la imposibilidad de que los periodistas de la cadena se integren en un sindicato que pueda representar sus intereses y les ayude a resolver conflictos.

UN PROBLEMA ANTIGUO

El conflicto lleva largo tiempo sobre la mesa, y creciendo en intensidad. El 1 de noviembre pasado, Al Jazira lanzó su nueva imagen con motivo del 13º aniversario de su creación. Las presentadoras empezaron a ponerse de pie ante las cámaras y mostrarse de cuerpo entero. Justo después, el redactor-jefe Al Jabalá, considerado próximo a los Hermanos Musulmanes, un grupo islamista con gran influencia social en países como Egipto y Jordania, empezó a convocar a las presentadoras a su despacho para recriminarles por su vestimenta.

Finalmente, en diciembre, nueve de las locutoras presentaron una queja formal y se abrió una investigación interna, cuyas conclusiones se demoraron, pero que al final acabaron por dar la razón al responsable. "La cadena tiene derecho a determinar y desarrollar el estilo y la apariencia general de los locutores y anunciantes", se recoge en las conclusiones de la investigación, que apoyó al 100% las tesis de Al Jabalá. Para entonces, cinco locutoras habían presentado su renuncia por la demora de la encuesta.

El conflicto en la cadena, apodada en Gran Bretaña y EEUU como Bin Laden TV , parece ir más allá de la indumentaria. "Esta dimisión colectiva no está motivada solo por la creciente presión acerca del código de vestimenta", dijo un periodista de la cadena a la agencia France Presse bajo la cobertura del anonimato. "El conflicto es mucho más profundo", añadió.

Pese a que ninguna de las presentadoras ha querido hacer declaraciones públicas, en privado las afectadas aseguran que querían hacer sonar la voz de alarma ante la progresiva islamización de la cadena en su programación en lengua árabe. Los programas para mujeres están desapareciendo y en los noticiarios se da una excesiva cobertura a las declaraciones de destacados dirigentes yihadistas y talibanes afganos.

El principal problema al que se enfrentaron las presentadoras-rebeldes es que no tenían un sindicato u organización profesional a través de la cual pudieran canalizar sus quejas.