Van pasando criaturas por la clínica de autopsias Salsa rosa (Tele 5). Se tumban en la camilla, les trabajan sus partes, suturan las heridas con un cheque al portador, y el cuerpo de la criatura sale por su propio pie, en busca de otras clínicas de pago.

Hace unos días se prestó Laura Valenzuela. Le hicieron una disección de páncreas por la vía de la posible herencia que su difunto esposo, el productor Dibildos, le haya podido dejar. Los especialistas sopesaron la posibilidad de que quizá el difunto no le hubiera dejado nada. Pegó un respingo la paciente, y aseguró que su esposo la había dejado muy bien arreglada. Dado el recuerdo cariñoso que nos sugiere esta dama, quedamos muy tranquilizados. Por un momento, al verla allí, creímos que estaba necesitada.

Este sábado se pasó Lolita por la morgue audiovisual. Dijo una cosa meditable: "Yo antes vendía exclusivas. Bodas, bautizos, cosas normales. Ahora eso ha cambiado. Ahora, o cuentas mentiras, o no te pagan". Sí señora, eso es lo que hay. Hoy ya no basta con enseñar las trompas de Falopio y las de Eustaquio.

Hoy en día hay que meter también entre las vísceras al difunto de la viuda. Fue el caso, por ejemplo, de Mercedes Licer y Carmen Harto, viudas ambas de Gonzalo de Borbón. Salieron a dirimir el testamento del finado a golpe de bisturí a distancia, es decir, cada una por su lado, sin juntarse. Es uno de los tratamientos más letales. No hay forma de detener la hemorragia.

Rey Mago --. En las postrimerías de su programa, los de Caiga quien caiga (T-5) siguen acertando. Ayer, el doctor Wyoming psicoanalizó a un señor que llevaba una bufanda blaugrana, y la cabeza de un cochinillo en la mano. Le dijo el psiquiatra: "Quién le iba a decir a usted que, teniendo nombre de Rey Mago, en lugar de traer oro, incienso y mirra al Bar§a, ha traído m...". Lo terrible del diagnóstico es que no era un diagnóstico. Era una autopsia. Y de las de verdad. Sin falsedades.