--Tal y como está la tele, se podría pensar que anunciar el pasado de Cyril, un participante que mató a sus padres a los 15 años, podría ser una jugada para llamar la atención. Y más cuando usted dijo que habría una sorpresa.

--Claro. Dirán que estaba calculado y que el equipo del programa se dedicó a buscar a una persona que hubiese rehecho su vida, para exponerlo en público. Seamos serios: ni los mejores guionistas hubiesen imaginado algo como lo sucedido. Cuando nos enteramos de lo que se estaba comentando en internet, le hicimos volver a él y a su pareja, porque no sabíamos lo que sabía de su novio. Y le dimos la oportunidad de explicarse, pero él no quiso.

--¿Le echaron?

--El podía concursar, porque su historial estaba limpio, no constaban antecedentes y nos parecía un chico amable, inteligente, con ganas de ganar y posibilidades de ser un favorito. Sin embargo, nos ocultó, o no nos dijo, una parte de su pasado, y nos sentimos decepcionados. Las psicólogas, y el programa, le sugirieron que, para evitar más morbo, abandonase. No sé si hubiésemos tenido más audiencia si hubiera seguido, o lo que habría pasado con los otros participantes, que no saben nada del asunto, pero se habría perdido el sentido original del concurso.

--¿Cree que le veremos en otros programas cobrando?

--Espero que no, pero creo que ya le han hecho ofertas. Si saliese en alguno, me decepcionaría.

--El joven era menor y su expediente no debería salir a la luz. ¿No cree que se habla mucho de reinserción y luego no se perdona el pasado?

--Airear este tipo de cosas puede ser un delito, por mucha expectación que pueda levantar en la audiencia, pero no todo vale y creo que no hay que entrar en el morbo en temas tan delicados.

--¿Por qué se ha lanzado a esta aventura cuando estaba tan bien con Ana Rosa Quintana?

--Es cierto que estaba muy a gusto, pero la vida te da sorpresas y no sabes por qué un día te encuentras cambiando de canal y de programa. En principio, La vuelta... era un proyecto de Phineas, mi productora, que hasta ahora solo se había dedicado a la publicidad, pero no estaba pensado que yo lo presentase. Incluso se barajaron varios nombres.

--¿Era usted caro de contratar?

--No. Simplemente, estaba muy bien como estaba. Pero, al final, en la productora insistieron para que lo hiciese yo, confiando en que impulsase nuestro primer programa. Ana Rosa se enfadó un poco, pero es un ser excepcional y me ha respaldado.

--¿Sigue la estela de Pekín Express?

--Mi programa es otra cosa, aunque admiro a la gente de las productoras que se embarcan en programas de aventura. Creo que hemos parido un formato de lo más potente, diferente, ya que nadie ha hecho un show de vuelta al mundo en directo, con pruebas, nominaciones, expulsiones y con una participación muy interactiva, ya que será la gente la que decida el resultado.

--¿No ofreció el espacio a T-5?

--Trabajaba en la cadena y, por deferencia, lo hice. Me pareció lo más honrado, pero ellos tienen sus fórmulas de reality y no les debió interesar. Yo tenía que ponerlo en marcha.

--Un espacio llama a la puerta y te dan 500.000 euros; te sientas en un plató y puedes ganar 100.000 confesando miserias... ¿No le parece que 200.000 euros es poco dinero?

--No. El auténtico premio es dar la vuelta al mundo y vivir experiencias más atractivas que el dinero. Recibimos más de 15.000 peticiones y se ha elegido a unos concursantes competitivos, ambiciosos y con grandes historias que se irán conociendo.

--¿Teme a las audiencias?--Las cadenas están para ganar dinero, pero lo que yo pido es que tengan paciencia cuando ven el número de espectadores.ANTENA 3 TV / 22.00