Se ha presentado Pedro Piqueras con sus 7 días, 7 noches , y en su cadena (Antena 3 Televisión), hay expectación por ver si este programa podrá hacer frente, los jueves, al planeta Marte que Xavier Sardá tiene hace varios años en Telecinco. Hombre, a Piqueras le falta maldad para triunfar en el container. Apareció, eso sí, acicalado como para ir de caza a la discoteca, obscuro, asalvajado, sin corbata, probablemente untado con desodorante Axe, que es matador, y apenas sentarse ensayó una mirada enfurruñada e intensa. Quería meternos miedo en el cuerpo, como cuando el negro Navarro ejercía en esta cadena. Pero Piqueras no es ese tipo de pájaro, afortunadamente. No obstante, en el repertorio que nos presentó se notó un notable esfuerzo por parecerlo. Nos trajo un peso pesado del escándalo inmobiliario (Jesús Gil), un peso ligero de la miseria (Poli Díaz), y un peso mosca cojonera del transfuguismo felón, el famoso Eduardo Tamayo (exsocialista), dinamitador de votaciones y asambleas. Esta presencia fue el gran golpe de la noche. Nos presentó primero a un Tamayo ecologista y bueno, amante de los animales, que cabalgaba alegremente y exclamaba: "Este caballo es manso, pero sabe lo que quiere. Tiene más vida que Zapatero como secretario general". Y acariciándole la crin, añadió: "Se llama Pepe". ¡Ah!, qué nombre más oportuno el de la bestia. Precisamente, Piqueras, maravillado, advirtió con buena intención: "¿El nombre del caballo se escribe PP?". Y aunque el caballista lo negó, cabe una fórmula intermedia: pongamos PePe y todos contentos. Durante la entrevista subsiguiente, emitieron opiniones de famosos (desde el futbolista Kiko a la abogado Cristina Almeida) que dejaron al tránsfuga a la altura que le corresponde. Pero no sabemos cuál fue el pago real por la presencia de este artista cuyo arte consiste, precisamente, en no aparecer cuando se le espera. Visto el hermoso reportaje que la nueva Antena 3 le ha dedicado, puede darse por pagado, y bien.