Un reciente estudio realizado sobre la televisión en alta definición --tecnología que permite ver en el televisor casero imágenes con calidad de cine-- apunta que, de los cerca de 50 millones de hogares de todo el mundo que ya disponen de una tele HDTV (siglas de la alta definición, en inglés), solo 16,4 millones tienen los descodificadores adecuados para disfrutar comme il faut del cine en tu propia casa.

El dato ilustra muy bien la contradictoria situación que se vive en España: actualmente, apenas un 33% de los hogares tiene televisión digital terrestre (TDT), pero ya nos bombardean con anuncios de espectaculares televisores con HD. Y lo que no deja claro esta publicidad es que comprar ahora una tele HD no es garantía de disfrutarla: solo una minoría la puede ver, pero pagando, y a ratos.

Que la HDTV es la televisión del futuro es una afirmación que indudable y que muy pocos pueden desmentir. Sobre todo, cuando ya se han hecho demostraciones en salas cinematográficas con la emisión en directo de partidos del Mundial de fútbol de Alemania.

También varios estudios del sector corroboran las grandes posibilidades de la HDTV. Calculan que en el 2011 habrá 150 millones de hogares con televisores de alta definición. Y de estos, nueve millones estarán en Europa. La empresa de satélites europea Astra ya emite 26 canales de HD --se calcula que para el 2010 habrá 160--, de los que destacan los de BSkyB, Discovery, National Geographic e History Channel (para Gran Bretaña), C+, M6 y TF1 (en Francia) y Premiere, ProSieben, Sat 1 y Anixe (en Alemania).

Todo esto está muy bien (sobre todo para los vendedores de televisores), pero, hoy por hoy, ¿vale la pena invertir en HDTV en España? La respuesta no está clara. Actualmente, aquí solo la plataforma por satélite Digital+ ofrece programas en HDTV. Y lo cierto es que ver fútbol, baloncesto o cine en alta definición es una auténtica gozada. Pero este placer se paga.

Primero, hay que abonarse a Digital+; después, comprar el descodificador especial para esta HDTV (unos 400 euros), y tener un televisor con tecnología HDTV (los normalitos de buena marca no bajan de los 1.000 euros). A este dispendio se podría sumar el de una cadena de sonido de alta fidelidad, para oír como se merece una tele de cine. Pero, si no se está abonado a D+, ¿para qué una televisión HD cuando aquí nadie más emite con esta calidad? Más datos. Que las televisiones privadas se muestren remolonas con el salto a la TDT hace que el futuro del HD (que requiere una inversión mayor) se difumine en España. Y Televisión Española (TVE) tampoco parece estar por la labor. Total, que comprarse ahora una televisión HD es como tener un coche de la marca Ferrari para trasladarse a 120 kilómetros por hora. Es decir, un capricho maravilloso, digno de cualquier espectador, que solo ve lo que quiere ver.