--La serie nació en el 2005 y sigue barriendo en audiencia. ¿Por qué los espectadores bendicen una ficción que habla de la guerra civil española y la posguerra, temas que, precisamente, dicen estar hartos de ver en el cine?

--Quizá porque nuestras tramas, incluidas las amorosas, son muy cercanas al espectador. La gente se ve reflejada en las historias del pasado y, cuando se tiene una cierta edad, se vive mucho del recuerdo. Además, nosotros nos metemos en las casas sin pedir permiso, mientras que para ir al cine hay que salir de casa, pagar una entrada...

--Usted también dice que el éxito se debe a cómo cuentan las historias. ¿Cómo las cuentan?

--Hablando de temas que no son complejos y que todo el mundo entiende. La trama política está tocada, pero solo de fondo. Nos centramos en los conflictos amorosos, de amistad y laborales. Enganchamos con conflictos.

--Entre técnicos, guionistas y actores las cifras de Amar... dan vértigo ¿Cómo hace para no volverse loco?

--Intentado entender todo lo que pasa por la cabeza de toda esa gente. Teniendo compresión, paciencia y, sobre todo, gustándome mucho lo que hago. Y que al resto del equipo también le guste, claro. No nací siendo director, así que he aprendido desde abajo. Puede parecer tópico, pero Amar... está donde está por los grandes profesionales que hay en todos los departamentos.

--¿Cómo se escriben los guiones? ¿Contribuyen los actores?

--Ellos quieren influir en sus personajes, pero no siempre les hacemos caso. Hay un grupo de escaletistas, que se reúnen todos los lunes y son los que dicen qué vamos a contar, y cómo. Luego están los dialoguistas, que son los que escriben los diálogos. Amar... tiene entre 10 y 15 guionistas. Finalmente, me lo envían a mí y yo doy las correcciones oportunas.

--Siempre bajo la supervisión de un catedrático de Historia.

--Sí, Angel Bahamonde, de la Universidad Carlos III. Tratamos de meter pinceladas históricas en todos los capítulos y ser lo más rigurosos posibles. Bahamonde los supervisa y, de vez en cuando, nos riñe. Le hacemos caso, pero a veces le decimos que no dejamos de hacer una ficción.

--La serie es valiente. Habla de la homosexualidad femenina.

--Y de asuntos oscuros de la Iglesia. Hay gente que cree que en esa época no pasaba nada de eso, pero es que sí pasaba. Y nosotros lo contamos. Eso sí, con respeto y sin tomar partido.

--Aguila Roja ha dado el salto al cine. ¿Se animan ustedes?

--De momento, está la obra de teatro. Llevan ensayando desde julio y estrenarán en septiembre. El director es Antonio Onetti, guionista también de la serie. Vamos con la obra, y luego ya veremos si vamos al cine.

--La audiencia es de aúpa.

--Este verano estamos teniendo muchos días minuto de oro. Eso sí que da miedo. Claro que estamos orgullosos, pero te crea una responsabilidad extraordinaria. En septiembre irá la sexta temporada. Llevar tantos años no implica necesariamente el éxito. Nos podemos dar la torta.

--Una cadena privada, ¿emitiría una serie como esta?

--Me niego a pensar que no.

--¿Les ha afectado la supresión de publicidad en TVE?

--Sí, tenemos que hacer las cosas mejor y con igual presupuesto.