Rabieta interesantísima la que cogió nuestro admirado Xavier Sard la madrugada de ayer en Crónicas marcianas (Tele 5). Dolido ante una reciente portada de la revista El semanal TV , en la que aparecían él y otros compañeros (Boris Izaguirre, Jordi González, Santiago Acosta...) saliendo de un cubo de basura, protagonizó una sentida filípica contra la empresa que edita este semanal, el grupo multimedia Vocento (el antiguo Grupo Correo). El gran enfado de Xavier Sard , por lo que vimos, no fue porque llamaron a su programa basura. Su airado disgusto fue porque se lo dijo una revista que forma parte de un grupo que también es accionista de Tele 5. Es decir que, según Sard , esta publicación también participa de la mugre, y por lo tanto debería estar calladita.

¡Ah! es una extrapolación discutible. La postura que uno o varios periodistas puedan mantener, en un momento dado, dentro de un grupo multimedia, no tiene por qué ser servil con las estrategias inversoras de dicho grupo. Es más, pueden ser encontradas. No es una traición. Es una disidencia, que es distinto. Y no es malo que ocurra. Lo triste sería (a veces, ¡ay!, lo es) que el periodismo acabase creando una suerte de perritos ciegos, sordos y mudos, incapaces de oler la basura, la produzca quien la produzca. O sea, que si el mensaje del periodista Xavier Sard consiste en exigir silencio a todos los periodistas de la empresa Vocento, porque Vocento tiene un porcentaje de inversión en programas basura, debo decirle desde aquí que se equivoca muchísimo.

Otra cosa es el reportaje que ofreció El semanal TV . Advertirá Sard que soy uno de los críticos consultados, y no obstante no figuro entre los que señalan, califican y puntúan la telebasura. Por una razón: su lista de programas basura les quedó cortísima. Tan corta que faltan, por ejemplo, los programas basura que con toda impunidad, y pagando nosotros, produce Televisión Española. Y eso no es justo. A cada basurero, lo suyo.