Puede sonar exagerado hablar de final de una era, pero no lo es en el caso de la despedida de Urgencias , una serie que cambió el concepto de las series dramáticas en televisión. Esta noche, en EEUU, tras 15 temporadas en antena, se apagan las luces en el Chicago County General, el hospital que encumbró a George Clooney.

Una serie donde los realizadores descubrieron que la steadycam podía usarse en televisión, donde muchos actores descubrieron el poder de un reparto coral, donde los guionistas cambiaron formas de pensar y juzgar de ejecutivos y espectadores y donde se forjaron más nominaciones a los Emmys que en ningún otro decorado televisivo: 122, de las que 22 se convirtieron en estatuillas.

El funeral ha sido largo y sonado. Nacida en 1994, hacía varios años que se había diagnosticado el final de una serie que en su momento cumbre, en 1998, llegó a reunir ante los televisores a casi 48 millones de personas. Fue el año pasado cuando sus creadores anunciaron su decisión de echar el cierre en esta 15 temporada. Y en los últimos capítulos han ido pasando por la sala de urgencias algunos de sus más brillantes ocupantes, incluyendo al propio Clooney, Julianna Margulis, Anthony Edwards, Eriq LaSalle y Noah Wyle, el doctor John Carter, que vuelve a Chicago en el último episodio para abrir un hospital para personas sin recursos económicos.

Han sido 332 episodios y sin relevo a la vista, porque John Wells, el histórico productor ejecutivo de la serie, se ha negado a prolongarla. Prefiere apagar los focos cuando aún mantienen cierto nivel de reconocimiento y de respeto, aunque los 9,3 millones de espectadores de media actual están lejos de las cifras de audiencia de los 90. Y es que hoy es en las cadenas de cable donde se producen las mejores series.