Jorge Fernández, el que fuera Mister España con reinado más prolongado, iba para deportista de élite, e incluso llegó a jugar en la Liga ACB con el Tau, aunque una lesión cortó sus ilusiones y le dio tiempo para pensar en el hecho de que había otras formas de sacar partido a su físico. Con 26 años comenzó su carrera como modelo, pero fue solo un paso hacia la televisión. Probó suerte como actor en Los Serrano y ganó confianza como presentador en programas como Gran hermano, El verano de tu vida y Gente de primera. Haciendo doblete en La ruleta de la suerte y Esta casa era una ruina, ambas en A-3 TV, este hombretón vasco de 36 años se ha consagrado como uno de los presentadores del momento.

--¿Dónde ha colocado el Premio Ondas al mejor presentador?

--Está en el salón de mi casa de Bilbao, pero es que todavía estoy de reformas y faltan muchas cosas de decoración. Pondré una vitrina para colocarlo y que se vea, porque es un premio del que estoy muy orgulloso.

--¿No hay que vivir en Madrid para triunfar en televisión?

--Creo que no es necesario. Madrid me encanta y trabajo allí de lunes a jueves, pero al terminar me voy a mi tierra a pasar el resto de la semana. Quiero estar con mi familia y disfrutar de la tranquilidad, porque no soy de esas personas a las que les gusta salir cada noche. A mí me encanta estar en casa, con mi gente, los amigos, y suelo hacer muchas reuniones familiares.

--Entre nosotros, presentando Esta casa era una ruina, ¿no ha encontrado constructores que se ofrezcan a acabar su casa?

--Sí que hay quien me dice que en 13 o 14 días me la terminaban, pero eso sería como hacer magia. En el programa lo hacemos en 10 días, pero allí todo sí que es mágico.

--En ocasiones se ven situaciones penosas. Con perdón, una familia que ha querido tener 12 hijos, pasa apuros y a la que le falta espacio físico puede no parecer tan prioritario...

--Quizá sí, pero hay que tener en cuenta que se trata de un programa de televisión y no de una oenegé. Hay historias que son muy dramáticas, pero no se pueden vender al público de una forma que le pueda interesar y mantenerle ante el televisor. Intentamos buscar familias muy diferentes, con sus problemas, que necesitan una ayuda para recobrar la ilusión, y leemos miles de cartas.

--También los mandan de vacaciones pagadas.

--Sí, porque muchos no han tenido la oportunidad de pasar unos días despreocupados en familia, en un buen hotel. Es una especie de anticipo, porque luego nosotros no les entregamos una vivienda, sino una vida nueva.

--¿Se desespera alguna vez al ver lo que tiene delante?

--No. Creo que me motiva más, lo mismo que al equipo, porque estamos ayudando a gente buena, con niños, enfermos... Me enorgullece ver que un chico puede dejar de dormir en una terraza o cuidar detalles, como arreglar habitaciones con elementos para el estudio y los pósters de Cars o Spiderman favoritos de los niños, porque intentamos saber lo que más les gusta.

--Le vemos con un mazo o un pico y manos a la obra. ¿Es solamente para que parezca que trabaja en la reconstrucción y que está implicado?

--De hecho, lo que más me gusta es romper paredes, baños... En las imágenes sale algo, pero hay que cortar, aunque la verdad es que trabajo mucho en ese sentido. Es un método antiestrés que funciona, porque luego te sientes tranquilo, pero no es una labor de destrucción sin sentido, sino que tiene la meta de crear esperanza. Usar un pico quema un montón de adrenalina.

--La ruleta de la suerte es un clásico que con otros nombres y presentadores lleva una larga existencia, pero con usted se ha revitalizado. ¿Qué ha aportado que no hiciera, por ejemplo, Fernando Esteso?

--Va como un tiro en audiencia y pienso que es porque se trata de un programa sencillo, que gusta mucho en los pueblos, por los niños que salen de las escuelas. Y es una alternativa a los típicos magacines, que no molesta en ningún sentido y se puede ver en cualquier momento, aunque haya empezado. Yo nunca lo había visto con otro presentador, porque quería ser diferente, no seguir un ejemplo. Siento como si fuese un programa a la medida de mis posibilidades y creo que he logrado transmitir naturalidad.

--¿Cuál es su espacio favorito?

--Ambos, porque son muy diferentes y me permiten la versatilidad profesional, hacer un concurso tradicional y un programa innovador. Cuando un futbolista juega, debe saber hacer más cosas que marcar goles. Yo confío en lo que hago, sé lo que tengo que hacer en cada programa y estoy abierto a futuras posibilidades.

--¿Qué le gustaría hacer más en TV? ¿Presentar un programa de corazón o de deportes?

--Por el momento, nada más. Me han ofrecido cosas, incluso otras cadenas, pero tengo la norma de que cuando estoy presentando un programa concreto lo hago con toda la intensidad, sin pensar en lo que haré más adelante. Cuando llegue el momento, ya aparecerán cosas, pero creo que tengo ruleta para dos o tres años más, y creo que la casa también puede seguir mucho tiempo.

--¿Espía a otros presentadores?

--Lo reconozco. Tengo una deformación profesional y siempre miro lo que están haciendo los otros. Siempre se pueden aprender cosas.