Por qué ha prescindido Javier Sard de usted en su programa diario ´Crónicas marcianas´?

--Me dijo que llevábamos cinco años, que nos habíamos gastado y que había que renovarse; ya no había hueco para el humor surrealista que encarnaba con un personaje distinto cada noche. El programa tenía que ir al hilo de la demanda de la gente, es decir, al tema del corazón. Pero fue una separación amistosa.

¿Ha degenerado ´Crónicas...?

--Cuando me hablan de un programa, siempre pregunto: ¿qué audiencia tiene? Y Sard se lo plantea en esos términos. Ahora considera que interesa el contenido rosa y esas mesas redondas con peleas y discusiones. Cabe hasta Matamoros, que hace el papel de malo de la película, o Boris, que es el mejor en lo que hace.

Habla muy bien de ´Crónicas marcianas, aunque lo hayan echado...

--Porque ha supuesto para mí una escuela de cómo hacer televisión. Durante cinco años nos hemos mantenido con un éxito indiscutible. Y mi aportación ha sido el de un personaje surrealista que decía, en el fondo, lo que a la gente le gustaría decir en voz alta.

Y ahora vuelve a RNE.

--Es el medio por excelencia y mi auténtica vocación; ya había trabajado en ella con Sard en La ventana (SER). Y volví hace dos años, compaginándolo con Tele 5, en Las mañanas, con Julio César Iglesias.

Por las mañanas interviene en ´Buenos días...

--Hago doblete: participo en la tertulia del corazón en el programa de Antonio Jiménez, y curiosamente coincido con Carlos Latre, mi excompañero marciano... Le considero un fenómeno, que a sus 23 años se lo ha ganado todo a pulso.

... Y luego, en ´La ola.

--Soy un apasionado del deporte, que tiene una difusión increíble. El humor surrealista se puede aplicar a cualquier campo. Ahora hablo todas las noches del equipo de El Perejil.

¿Proyectos futuros?

--Volver pronto a televisión, con un programa transgresor, con mensajes subliminales y que pueda divertir a un público amplio. No puedo dar más detalles, porque se gafa. También sacaré un disco recopilatorio de mis trabajos de campo en la radio; y quiero hacer un show personal, como el que estrené hace unos años en el Teatro Goya, de Barcelona.