Un tercio de los jóvenes extremeños de entre 14 y 18 años asegura que es muy sencillo comprar drogas de todo tipo. Así, afirman que tienen a su disposición desde el alcohol --es ilegal su venta a menores de edad-- hasta las drogas de diseño, pasando por la cocaína, los tranquilizantes o el speed y las anfetaminas. Desde las fuerzas policiales reconocen que en estos momentos "es muy fácil" para un menor de edad acceder a los estupefacientes debido a la dificultad que existe para controlar la venta de droga a pequeña escala, la más extendida por toda la región.

Ese es uno de los datos más preocupantes que revela la Encuesta sobre drogas a la población escolar del año 2004 elaborada por el Servicio Extremeño de Salud (SES) --cuyos primeros datos ya avanzó este diario--, el documento que actualmente manejan los responsables extremeños y que apunta un preocupante aumento del policonsumo de estupefacientes. El secretario técnico de Drogodependencia del SES, Juan Carlos Martín Araujo, destaca la importancia de los datos referidos a los menores de edad "porque son los que nos están marcando las tendencias de futuro".

A la hora de valorar la dificultad que tienen para conseguir las drogas --es decir, si les es muy difícil encontrar un vendedor-- el 86% cree "fácil o muy fácil" comprar alcohol, y hay que tener en cuenta que la venta de alcohol a menores está terminantemente prohibida.

COMPARATIVA Le sigue en esta clasificación el cannabis, accesible para seis de cada diez menores, mientras que casi la mitad considera fácil comprar tranquilizantes. En torno a un tercio de estos jóvenes destaca la posibilidad de comprar un amplio abanico de estupefacientes que incluye la cocaína, el éxtasis, las drogas de diseño, el speed, las anfetaminas y las sustancias volátiles. Un poco más complicados de encontrar son los alucinógenos y la heroína, aunque ambos con tasas de acceso superiores al 20%.

Esta facilidad en la accesibilidad de las drogas ha aumentado en los últimos años y ha sido uno de los factores que ha posibilitado el incremento del consumo de estupefacientes. Si se analiza la evolución en el último quinquenio (del 2000 al 2004) se observa cómo se ha incrementado en casi 8 puntos el consumo de alcohol, alcanzando ya un nivel similar al que se registraba a finales de la década de los años noventa. También es significativo el aumento que ha sufrido la prevalencia del consumo de cocaína, que ha pasado de afectar al 2,2% de los menores a casi duplicarse hasta el 3,8%. En este periodo se ha reducido la presencia tanto de éxtasis como de alucinógenos, al tiempo que aumentan los consumidores de cannabis y se mantienen prácticamente estables los de anfetaminas y los fumadores.

Un experto de la Confederación Española de Policía (CEP) en esta materia consultado por este diario reconoce que "para los chavales es muy fácil adquirir droga" a pesar de la vigilancia policial. Entre otras cosas porque el tráfico de estupefacientes en la región se ha especializado en la modalidad más difícil de controlar, el menudeo --o venta a pequeña escala-- llevado a cabo por jóvenes que también consumen, muchos de ellos menores.

Cuestionado sobre cuáles son los principales puntos de venta, este agente especializado en estupefacientes señala que en los últimos años la situación ha empeorado sensiblemente. Así, los conocidos como botellódromos --lugares habilitados por los ayuntamientos en los que está permitido el botellón -- "son lugares donde es muy fácil vender". También es habitual encontrar pequeños traficantes que actúan durante los recreos de colegios e institutos, en los parques situados en los alrededores de los centros educativos y en el entorno de los bares de copas.

Por lo que se refiere al perfil del traficante, desde CEP apuntan a un joven de entre 15 y 20 años, consumidor y dedicado al menudeo .

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