La primera respuesta cuando se pregunta qué es la tecnología de cuarta generación o 4G es que es lo siguiente a la 3G, lo que no es decir mucho, aunque sea cierto.

En esencia, se trata de un desarrollo --la tecnología está, lo que no está aún es su comercialización-- de los sistemas de conexión por móvil de banda ancha, pero va más allá. Por un lado, permite unas velocidades de transmisión desconocidas, de hasta 100 megas equivalentes. El término equivalente hace referencia a que la velocidad nominal son 10 megas, pero sin altibajos. Es decir, cuando se ofrece un ADSL a 6 megas, estos seis son el máximo rendimiento, que se da en picos, pero que oscila hacia abajo y pocas veces se logra el máximo. En 4G los 10 megas son efectivos todo el tiempo, con lo que su rendimiento es en términos comparativos de 100.

Además, este ancho de banda se logra en movimiento, lo que significa que si el usuario se está desplazando en coche, tren,... dispondrá en todo momento de ese ancho. Con ello se logra otro efecto, que es la posibilidad de integrar todos los dispositivos (televisión, internet, telefonía fija y móvil, videoconferencia,...) en esta red sin problemas de saturación.

La señal se transmite por el sistema wimax, es decir, se lleva la señal a través de cable (fibra óptica) hasta una antena y desde ahí se conectan los teléfonos y ordenadores mediante una red inalámbrica. Otra ventaja es que estas antenas tienen un alcance de 50 kilómetros de radio. Esto justifica el bajo coste de los servicios, puesto que son necesarios menos repetidores de señal para que llegue a todas partes, y no es por tanto tan costoso extender el servicio a zonas poco pobladas. En Estados Unidos, Noruega o Japón ya se han implantado estas redes con tecnología 4G.