"No es ninguna falacia asegurar con el máximo rigor técnico, basados en los datos oficiales de la propia Junta de Extremadura, que si Monfragüe merece la catalogación de parque nacional, la Sierra de San Pedro merece otro tanto. Sierra de San Pedro soporta valores poblacionales de las principales especies animales representativas del bosque y matorral mediterráneos y de dehesas de encinas y alcornoques superiores a los del parque nacional de Monfragüe y su entorno, y que, por ejemplo, a los del parque nacional de Cabañeros, los dos espacios emblemáticos en nuestro país relacionados con estos ecosistemas". Este es el principal argumento que da Ecologistas de Extremadura para justificar la campaña que ha puesto en marcha para elevar la figura de protección de este paraje extremeño. Pero, ¿esto es realmente así?

Uno de los criterios que exige la normativa española para declarar un espacio natural como parque nacional es el de contar "con una proporción relevante de especies y comunidades propias del sistema natural que representa, o de aquellas más singulares o amenazadas en España". En este sentido, si se analizan las poblaciones de especies protegidas que alberga la Sierra de San Pedro, la respuesta a la pregunta sería "sí". Así, según los datos publicados por la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente, relativos a la ZEPA de Sierra de San Pedro, en esta habitan 17 parejas de águila imperial ibérica, 12 de elanio azul, en torno a un centenar de cigüeñas negras, 246 parejas de buitre negro, unas 50 de milano real y ocho de águila perdicera. Además, existen seis especies de murciélagos protegidos y en sus dehesas se vieron los últimos lobos vivos de Extremadura. Frente a ello, Monfragüe tiene una decena de parejas de águila imperial, 10 de elanio azul, 26 de cigüeña negra, cerca de 290 parejas de buitre negro y siete de águila perdicera, además de cuatro especies de quirópteros (murciélagos). Es decir, los recursos faunísticos de uno y otro espacio, en este sentido, serían similares. No obstante, también es cierto que el listado de aves de interés ornitológico es mucho más amplio en el caso de Monfragüe, de acuerdo con las fichas editadas por la Junta.

Sin embargo, este no es el único criterio que se tiene en cuenta a la hora de decidir si un paraje puede o no ser declarado parque nacional. En este sentido, en el 2006 el Ministerio de Medio Ambiente publicó un estudio encargado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales bajo el título Identificación de las áreas compatibles con la figura de parque nacional en España . Este trabajo analizaba las posibilidades de distintos espacios naturales de conseguir esta figura de protección. Entre las zonas contempladas estaba la Sierra de San Pedro --así como la Sierra de Guadalupe, en la comarca de Las Villuercas--.

Una de cal y tres de arena

Este estudio pone varios peros a la Sierra de San Pedro. En primer lugar, reseña que "la riqueza faunística del área no es muy destacada", solo sobresaliendo las aves. En segundo lugar, se plantea que los actuales aprovechamientos económicos (sobre todo la caza), sumado a "la distribución de la propiedad y la casi completa ausencia de terrenos de titularidad pública, pueden llegar a suponer un problema de la gestión ante la eventual declaración de un parque nacional".

Y por último el Organismo Autónomo de Parques Nacionales advertía de que, aunque el Sierra de San Pedro cumple los requisitos de superficie y estado de conservación exigibles, comparado con otros parajes similares presenta "una superficie bien conservada modesta, por debajo de la media del resto de áreas".

Aunque no todo son críticas. El estudio reconoce el interés del paraje extremeño como muestra de la riqueza del bosque mediterráneo: "en la sierra de San Pedro están representados la mayor parte de los sistemas naturales adscritos a este tipo climático. Dos de los tres sistemas naturales presentes aportan un nivel de singularidad vegetal muy alto. Se trata de los encinares y los alcornocales que sólo se encuentran en esta provincia biogeográfica".