La reserva natural de la Garganta de los Infiernos, incluida en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura, alcanza una superficie de 6.800 hectáreas, repartidas entre los términos municipales de Tornavacas, Cabezuela del Valle y Jerte. Se encuentra en la cabecera del Jerte, en la vertiente suroeste de la sierra de Gredos. Es la puerta de entrada a Extremadura desde Avila, una especie de balcón al encajonado valle que se abre posteriormente en la penillanura cacereña.

Debido al acusado desnivel del paraje --oscila entre los 600 y los 2.000 metros de altitud-- la vegetación es diversa y rica: robles, madroños, espinos, escobas, alisos, ruscos, fresnos, cerezos... Junto a ellos aparecen otros árboles que por su escasez constituyen auténticas reliquias botánicas en la zona, como el tejo, el acebo y el abedul. De estas tres especies está prohibido la recolección de sus frutos y elcorte o arranque de sus ramas. Donde los árboles ya no prosperan debido al suelo y al clima, aparecen los piornales serranos, matorral adaptado a condiciones especialmente adversas.

La diversidad de la fauna es otro de los valores de la garganta, desde mariposas hasta truchas, pasando por nutrias, milanos, ratoneros, buitres leonados, búhos reales, águilas reales y culebreras, halcones peregrinos, gavilanes, azores, gatos monteses, ginetas y desmanes.

En la reserva natural destaca una amplia red hidrográfica, con abundantes saltos y cascadas, que conforman una de sus señas de indentidad. Mención especial merecen las marmitas gigantes, grandes pozas excavadas en la roca por la erosión fluvial, destacando el paraje conocido por vecinos de la zona y los turistas como Los Pilones.