Casi siete de cada cien kilómetros de carreteras de titularidad estatal que discurren por Extremadura presentan un riesgo extremo o alto de accidentalidad. Es decir, son catalogadas como peligrosas en función de los accidentes con víctimas mortales o graves que han registrado en los últimos tres años en relación con la intensidad del tráfico que soportan y su longitud.

Este 7% de la red viaria del Estado corresponde a 35 kilómetros que se concentran en tres vías: la N-432, la N-435 y la N-110, las tres carreteras con los puntos más peligrosos en Extremadura. Así se desprende del estudio EuroRAP 2010, financiado por la Comisión Europea y realizado en España por los clubes del automóvil RACE y RACC. El análisis del total de 46 trazados extremeños destaca un tramo de peligro extremo, denominado punto negro ; otros dos donde el riesgo de sufrir accidentes es muy elevado; cinco donde el peligro es medio y 38 con riesgo bajo y medio-bajo.

El peor trecho sigue siendo desde hace tres años el que va de Azuaga a Granja de Torrehermosa, en la N-432. Se trata de casi 11 kilómetros que discurren entre los puntos 142,9 y 153,6 y que, pese a que la intensidad media de tráfico es baja con 2.814 vehículos al día --muy por debajo de otras que soportan un tráfico 30 veces superior--, se sitúa como el sexto punto más peligrosos del país y único de riesgo extremo de la región. El peligro de sufrir percances de gravedad se determina por el número de siniestros en función del tránsito y su longuitud, y en este tramo se han producido en los tres últimos años dos accidentes mortales y cinco graves, una media de 2,3 siniestros importantes al año en apenas 11 kilómetros.

Los otros dos tramos calificados de riesgo alto también soportan una intensidad circulatoria muy inferior que otras vías del Estado en el región, poco más de 2.000 vehículos diarios, pero la cifra de siniestros las señalan como peligrosas, confirmando así la tendencia que se observa a nivel nacional: "a menor intensidad de vehículos, mayor riesgo, mientras que las carreteras más transitadas, normalmente autopistas y autovías, tienen un riesgo menor", señala el estudio.

Se trata, de la N-435 y la N-110. En la primera vía el trazado más problemático se ubica entre los puntos 93,9 y 104,3, del principio de la variante de Fregenal hasta el límite provincial con Huelva, apenas 10 kilómetros que en los tres últimos años no ha registrado ningún accidente mortal pero sí tres graves. En cuanto a la N-110 el peligro se concentra en los puntos 358,5 y 371,1 entre Tornavacas y Cabezuela del Valle, donde se ha registrado en tres años un accidente mortal y tres graves.

EL ´PUNTO NEGRO´ PERSISTE En el caso del único punto negro de la región, en la N-432, éste persiste como tal por tercer año consecutivo, según el informe. Pero además, esta vía dispone de otros tramos donde el riesgo de accidentes es medio, como es el trazado La Albuera-Olivenza, de 19,8 kilómetros, donde se registran una media de 3,3 accidentes graves al año. Quizás estos factores hayan tenido influencia en la decisión de convertir esta carretera en autovía, la futura A-81 que unirá Badajoz y Granada, y cuyos tramos se encuentran todos en estudio informativo hasta la declaración de Medio Ambiente, aunque los presupuestos generales del 2011 no contemplan ninguna partida para iniciar estas obras.

A la demanda de esta reconversión se suma además las reclamaciones que ayuntamientos como el de Azuaga han solicitado a Fomento para aumentar la seguridad de la vía. Según el concejal de Tráfico de la localidad, Francisco Rodríguez, las cuatro intersecciones de las que dispone el tramo considerado punto negro entre Azuaga y Granja justifican la catalogación que RACE mantiene en este trazado. "Estos puntos son muy conflictivos por los cambios de rasantes que hay, la poca visibilidad ante las puestas de sol y el exceso de velocidad de los vehículos que circulan por las grandes rectas de la vía", señala, que hace que "con frecuencia se produzcan accidentes de carácter grave".

Por ello, el edil de Tráfico opina que la solución sería levantar pasos elevados para los accesos a las vías comarcales y evitar que estén al nivel de la nacional, explica. Además, el consistorio solicitó al ministerio a través de una moción medidas para disminuir el riesgo en uno de los cruces más conflictivos, el de Zalamea. "Allí pusieron una pista de frenada pionera en la región, pero siguen produciéndose accidentes", apunta Rodríguez.

TRAMOS DE RIESGO MODERADO Además de estos 35 kilometros más peligrosos para el tráfico, el análisis por carreteras destaca que hay otros trazados, algunos en estas mismas vías, donde sigue habiendo riesgo aunque de nivel medio. En la N-435, además, se consideran de cierto riesgo 27 kilómetros que discurren entre Barcarrota y Jerez, donde se producen tres accidentes mortales o graves al año, y en cuyo trazado existía un punto negro hace dos años.

También el trazado de Almendral-Barcarrota concentra en 12,5 kilómetros una media de 1,3 siniestros importantes al año, pero la situación ha mejorado respecto a hace tres años, cuando estos tramos estaban considerados de alto riesgo. Lo mismo ocurre en otras vías del Estado en la región como la N-630. En el último informe EuroRAP del 2009, los trazado Villafranca de los Barros-Los Santos de Maimona y Coria-Garrovillas estaban catalogados de riesgo medio-alto y en la actualidad presentan un nivel moderado, con 1 y 0,7 accidentes graves al año de media, respectivamente, tras la apertura completa de la A-66, cuyo peligrosidad es baja. Asimismo, la N-521, entre el acceso al centro de conservación y Aliseda, mantiene riesgo moderado en el trazado de 24,6 kilómetros, donde se registran 2,3 siniestros de media.

En el anterior informe trianual, pese a la inexistencia de algún punto negro, el estudio apunta nueve tramos donde el peligro de sufrir accidentes era alto y otros 16 donde el riesgo era medio-alto, por lo que la situación ha mejorado con respecto al trienio anterior, 2004-2007, cuando el 20% de la red viaria del Estado se catalogaba como peligrosa.

Esta tendencia se destaca en el estudio, que señala a Extremadura como la región donde más ha disminuido el riesgo de accidentalidad en el último trienio, pero la diferencia es notable incluso con respecto al año anterior, cuando el informe analizó seis tramos menos que en esta edición y señaló dos trazados más de especial peligrosidad ubicados en la N-630. De hecho incluso pone como ejemplo las actuaciones realizadas en un trazado de la N-630 en Cáceres, cuya instalación de una barrera de seguridad, la construcción de una glorieta y la mejora de los accesos redujo al 0% la peligrosidad de esta vía de riesgo medio inicialmente.