No saben aún cuánto podrán cultivar, si podrán hacerlo en la fecha habitual y de cuánta agua dispondrán para atender las necesidades de sus explotaciones. Cuando deberían estar planificando la próxima campaña, al menos 8.000 regantes de la cuenca del Tajo a su paso por Extremadura miran al cielo y esperan que las lluvias (previsiblemente esta semana llegarán a la región) les permitan trabajar un año más en condiciones óptimas, aunque los datos evidencian por el momento que no será una campaña sencilla.

Del agua embalsada en el río Tajo dependen casi 60.000 hectáreas de cultivos en el norte de Cáceres y es la zona más importante de regadíos de la provincia y una de las más importantes de Extremadura junto con los regadíos de la cuenca del Guadiana (más de 100.000 hectáreas) en la provincia de Badajoz. Para estos últimos, no se prevén por el momento recortes, y la Confederación Hidrográfica del Guadiana asegura que hay por ahora recursos suficientes para atender la demanda de una campaña normal, aunque sin excesos.

La peor parte se la lleva la zona norte de la región, dedicada fundamentalmente al maíz, praderas para ganado, pimientos del piquillo y de pimentón, tabaco, y algo de tomate para industria y frutales, aunque el mantenimiento de estos últimos no tendría en principio problemas de abastecimiento porque está protegido. Para el resto, la Confederación Hidrográfica del Tajo (responsable de la gestión de la cuenca) ya ha advertido de que, con los datos actuales, los regadíos extremeños deberán hacer frente a restricciones de agua en la próxima campaña como consecuencia de la alerta por sequía activada en este momento, que avanza además hacia una situación de «emergencia», según hicieron público tras la última reunión de la Comisión de Desembalse y confirmaron ayer tras la reunión de la Oficina Técnica de la Sequía que sigue la evolución de los datos de la cuenca.

una campaña complicada/ La zona que más preocupa está en los sistemas del Tiétar y del Árrago donde dada la situación actual y la previsión, se plantean restricciones de hasta el 65%, según se confirmó ayer en la oficina técnica. En cuanto al Alagón, será necesario reducir el regadío en un 35% atendiendo a la situación de los embalses en la zona, determinó el mismo órgano, «si la climatología no da un respiro». En todos ellos el volumen de agua se sitúa muy por debajo de las cifras de años anteriores.

Desde la organización agraria UPA-UCE, su secretario general Ignacio Huertas considera que «de aquí a que llegue la campaña se puede recuperar algo si llueve» (los regadíos de Cáceres dependen mucho de lo que se embalsa en primavera), aunque no duda de que será necesario buscar fórmulas entre agricultores y administraciones para afrontar la situación.

«El desarrollo normal de las explotaciones está paralizado en la cuenca del Tajo», subraya Huertas. Porque el porcentaje que se recortará es lo que falta por concretar y eso está influyendo en la planificación de los cultivos que debería estar acometiéndose ya. Pero también retrasa trámites como la solicitud de las ayudas de la PAC (en ella debe figurar la superficie de cultivo). Los agricultores no pueden esperar mucho más allá de marzo, en todo caso, para conocer las restricciones definitivas y algunos están incluso echando semilleros.

Por el momento la situación de las comunidades de regantes es de expectación, a la espera de si la climatología permite dejar atrás la sombra de las restricciones, algo poco probable según coinciden en señalar todos los consultados.

«Todos los cultivos son importantes porque hay zonas de praderas que tienen tanto valor como el pimiento o el tomate porque la gente vive de ello», afirma Manuel García, presidente de la Federación de Comunidades de Regantes y de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Alagón (18.400 hectáreas de cultivo y 2.600 regantes). Por eso recuerda que, ante las restricciones previstas, la penalización «será por porcentajes y no por cultivo, por lo que quien más agua necesite tendrá que agrupar sus cultivos para poder sacar la cosecha adelante».

Al otro lado del Alagón, en la margen derecha, la situación es igualmente complicada y «la principal cuestión es que a día de hoy tenemos almacenado un 40% de la concesión, por lo que estamos pendientes de que llueva y que llueva mucho, y que además siga lloviendo en los que queda de año hidrológico, porque de otra forma no habrá recursos», explica Juan José Sánchez, presidente de la Comunidad de Regantes de la Margen Derecha del Alagón, en la que están 2.400 agricultores y más de 15.000 hectáreas de cultivos, principalmente de praderas (70%) esenciales para la ganadería, pero también de maíz, tomate para industria y pimiento.

reparto de agua/ Ante la situación actual, el problema es que debe ser cada agricultor quien decida si siembra o no y qué superficie. «No podemos interferir ni decidir por cada regante, lo único que podemos hacer, como mandan nuestras ordenanzas, es repartir el agua que haya en la parte proporcional de lo que a cada uno le corresponda», sostiene Sánchez. En todo caso, lo que se plantea para este año es retrasar la campaña todo lo posible para tener una mayor disponibilidad.

«Si no llueve no tenemos nada», afirma por su parte Fernando Mateos, presidente de la Comunidad de Regantes del Borbollón, quien por el momento ha trasladado a los 1.300 regantes de la zona de Borbollón y Rivera de Gata la recomendación de que «no hagan nada». La zona se destina fundamentalmente ahora a maíz y pradera (30%) y en menor medida a pimiento; y la situación es especialmente complicada en el embalse del Borbollón, que se encuentra en estos momentos al 15% de capacidad y donde la sequía además es estructural. Es un embalse de pequeñas dimensiones (88 hectómetros cúbicos) y muy dependiente de las lluvias de la primavera.

«El trabajo no lo vamos a parar, pero o cae agua a diestro y siniestro o no hay nada que hacer, así que es mejor esperar, porque con la maquinaria actual en ocho o diez días se puede sembrar si es necesario», dice este agricultor, que duda de que este año se cumpla con lo habitual: «el embalse coge cuatro o cinco hectómetros en primavera, pero la situación este año es distinta porque el año pasado el embalse estaba al doble de lo que está ahora y es difícil que recupere tanto», prevé.

en el guadiana/ Desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) se ha trasladado este año el mensaje de que hay agua para una campaña normal, pero no para las aportaciones adicionales que se llevan a cabo en otras ocasiones. Por el momento no se preven restricciones, aunque habrá que ver cómo evoluciona la publiometría en los meses de marzo y abril.

«Si no hay una primavera lluviosa se va a pasar la campaña de riego muy ajustada y la siguiente será sin disponibilidad en los embalses», plantea el responsable de Apag Extreamdura Asaja, Juan Metidieri, que recuerda que existen unas dotaciones mínimas que tiene cada agricultor asignadas por hectárea, aunque en años con agua suficiente se pueda usar más. «La gente lo que hará será reestructurar los cultivos para adaptarlos a la zona que puede regar con garantías, que se baje a ese límite asignado», dice.

La situación más complicada está en el maíz (52.000 hectáreas) y el arroz (23.000 hectáreas). El maíz lleva varios años complicados por la caída del precios y la sequía solo vendría a sumar un nuevo problema para el sector. En cuanto al arroz, lo que se plantea a los agricultores es «que sean responsables con los recursos disponibles y siembren lo que se va a poder regar».