Extremdura no vive de espaldas a la realidad del País Vasco y a pesar de los datos facilitados por el Gobierno vasco, no toda la sociedad vasca parece compartir los fundamentos soberanistas del plan Ibarretxe . En Euskadi, los cerca de 85.000 vasco-extremeños que viven en esta comunidad tampoco comparten la nueva idea de estatuto político que persigue el Partido Nacionalista Vasco (PNV) para que esta región se convierta en una comunidad libre asociada a España.

Según el Gabinete de Prospección Sociológica, el sondeo sobre el modelo estatutario que propone el lehendakari, Juan José Ibarretxe, refleja que un 63% de los ciudadanos de Euskadi lo ha recibido positivamente, mientras que el 46% asegura que beneficiaría a la economía vasca. Unos matices que no comparte la colonia extremeña, que representa en torno al 4% de la población total que reside hoy en el País Vasco.

Para los extremeños, la propuesta de secesión no entra en sus planes y se muestran extrañados de los datos derivados de la encuesta del Gobierno vasco, "porque en la calle no se palpa ese interés por un proceso de autodeterminación", asegura Cayetano Barroso, presidente del Hogar Extremeño en la localidad vizcaína de Barakaldo. "Creo que una gran mayoría no tenemos claro en profundidad lo que quiere hacer Ibarretxe, lo que sí rechazamos en una separación de España", asegura.

Para el nacionalismo vasco, la relación de Euskadi con el Estado español debe basarse en una libre asociación, desde el respeto y el reconocimiento mutuo. Sin embargo, para muchos de los extremeños que hoy viven en el País Vasco y Navarra, el Gobierno vasco también "debe aprender a respetar a aquellos que queremos seguir sintiéndonos españoles", aclara Francisco Murillo, uno de los vocales en el Consejo de Comunidades Extremeñas y representante de la emigración regional en la zona norte.

CUESTION DE MATICES

Además, los extremeños consideran que la propuesta del lehendakari necesita matizar más cuestiones como el obligado entendimiento al que tendrían que llegar el Estado y Euskadi en el caso de que los ciudadanos vascos manifestaran su voluntad de independizarse. "No me importaría ir a un referendo para que se oiga la voz de la sociedad vasca, pero siempre que la consulta se haga en unas condiciones de normalidad en la convivencia. Y esa situación hoy no está garantizada porque muchos tienen que seguir saliendo a la calle con escoltas porque no tienen las mismas ideas que los nacionalistas", afirma Murillo.

Si para Ibarretxe no se puede hablar de Euskadi sin incluir a Navarra, para los extremeños de esta comunidad foral su idea sobre el plan tampoco dista mucho de la que ofrecen los emigrantes en Santurce, Llodio, Galdakao, Ermua o Mondragón.

"Las cosas no pueden hacerse por imposición. El PNV tiene como objetivo la independencia, pero que lo haga por los cauces legítimos. En esta región no estamos por la anexión al plan Ibarretxe, como ya le ha dicho el Parlamento. Navarra es una comunidad diferenciada", asegura un representante del Hogar Extremeño de Navarra. A pesar de los optimistas resultados de la encuesta para el Gobierno vasco, una gran mayoría de los emigrantes extremeños confían en que la Administración central podrán ralentizar los intereses perseguidos por el nacionalismo en Euskadi. Anastasio Cruces, presidente de la Federación de Casas Regionales de Extremadura en el País Vasco cree que el Estado español cuenta con resortes legales para frenar un plan que ya ha iniciado la cuenta atrás y que mantiene dividida a la sociedad vasca.