Los Reyes tenían una cita real en el Monasterio de Yuste y los extremeños, como en anteriores ediciones, no quisieron dejar pasar la oportunidad de arropar y acercarse a los monarcas. A primeras horas de la mañana de ayer varias vecinas de Cuacos colgaban banderas de España en las casas próximas a los accesos al cenobio verato. Ya en la explanada del conjunto monumental del convento donde murió Carlos V, escolares de la localidad esperaban el coche oficial junto a decenas de personas llegadas desde distintos pueblos de la zona.

Una señora se quejaba de haber tenido que "subir en el coche de San Fernando, un rato a pie y otro andando", porque al no estar empadronada en Cuacos --aunque vive allí-- "el ayuntamiento solamente ha dado tícket para el autobús a los que están censados", explicaba, mientras Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Felipe González, que llegaron juntos, arrancaban los aplausos del público asistente.

Nayara Frías, de ocho años, y Carlos Vázquez, habían sido más afortunados que sus compañeros de colegio. Estaban ataviados con trajes regionales para entregar un ramo de flores a doña Sofía. Aseguraron no estar nerviosos, aunque Nayara reconoció que "esta noche casi no he podido dormir". Mientras, Carlos admitió haber visto al Rey solo por la tele, pero creo que es un hombre elegante". Sus espectativas se vieron cumplidas, aunque lamentó que "la Reina ha dado dos besos a ella y a mí el Rey solamente uno".

Los Reyes llegaron a Yuste a las 11.40, donde fueron aclamados por los asistentes y recibidos por el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, el presidente de la Asamblea, Juan Ramón Ferreira, y el prior de Yuste, Fray francisco de Andrés. Allí, tras presidir la entrega del Premio Carlos V, inauguraron la exposición de Patrimonio Nacional Carlos V en Yuste: muerte y gloria eterna , que desde hoy hasta el 21 de septiembre muestra cuadros, grabados y objetos que el monarca dejó en el monasterio. La organización no permitió a los fotógrafos de los medios regionales acceder a la muestra.