Carolina Perales y Julia Flores tenían buenas espectativas en sus negocios para los meses de verano. "Con los exámenes de la ESO en septiembre por primera vez esperaba más demanda, la verdad", cuenta la primera pero los alumnos de Secundaria no han llegado a su centro, la academia Educa de Cáceres, como tampoco lo han hecho al centro cacereño San Nicolás de Bari.

"No se ha notado nada el cambio de las recuperaciones, aquí seguimos con los mismos alumnos de cada verano, hay alguno de la ESO con suspensos, pero pocos, la mayoría de los que tenemos están porque sus padres quieren que vayan por delante el próximo curso, como ocurre cada verano", asegura Flores.

Para Perales estás siendo el peor año en su centro de formación. "La demanda es casi inexistente, ha sido una sorpresa", dice. La respuesta más lógica que encuentran ambas es la crisis, que tiene a muchas familias pasando apuros económicos, y el intrusismo que existe en la profesión. "Hay mucho profesor en el paro que cuelga cartelitos para dar clases en casa sin darse de alta ni pagar impuestos. Los hay por todas las farolas", relatan.

Estos inconvenientes los sortean en la academia Biblos de Badajoz a base de bajar los precios. "Hemos tenido que hacer rebajas porque hay mucho intrusismo, sobre todo en verano. Ahora tenemos más trabajo para la misma recompensa", cuenta su directora, Maite Batallas. La estrategia le ha funcionado, porque asegura que tiene muchos más alumnos que otros veranos. "El año pasado el 90% era de bachillerato, esté el 50% de bachillerato y el otro 50% de ESO". También lo nota Susana Robledo, que dirige DStudios en Cáceres. "Hemos abierto en febrero pero sí tenemos alumnos de ESO que tienen que recuperar".

Más chicos que chicas

En esta ciudad, la Academia Alvarez puede presumir de estar prácticamente al completo: tienen seis profesores y cada uno atiende a tres grupos de hasta seis alumnos de ESO, esto es casi un centenar de estudiantes de Secundaria. "Son sobre todo de 4º de la ESO que se juegan pasar a Bachillerato, con más presencia de chicos que de chicas y la mayoría porque los padres están detrás presionándoles para que vengan", cuenta Angela Martín, la gerente del centro ubicado en Los Fratres. Les imparten clases de Lengua, Matemáticas e Inglés, las tres más demandas.

Pese a que el negocio marcha, Martín asegura que el intrusismo es un mal que sufren desde siempre. "Hay mucha gente que imparte clases en sus casas, y mucha que lo hace sin saber y eso es un riesgo. Aquí tenemos una experiencia de quince años que avalan los resultados".

En la academia Caesar, que dirige Rubén Vizcaíno en Mérida, los estudiantes de la ESO superan el centenar, aunque reconoce que de cara al próximo curso la cosa está más parada que otros años: "supongo que la crisis y la subida del IVA están detrás. La gente ahora busca que consigas en dos meses lo que antes hacías en nueve de curso", cuenta. Mientras, aprovecha este tirón de verano, ya que hasta el 31 de agosto la academia está a tope por muchos profesor particular que haya sin dar de alta.

"La verdad es que se echa en falta que el ayuntamiento haga una campaña de limpieza de este tipo de anuncio, pero con la situación como está y tanto paro, comprendo que muchos profesores al final tengan que recurrir a la solución rápida de dar clases a domicilio, sobre todo en los meses de verano".