Como cabría esperar, no hubo medias tintas tras la desdimisión de Amigo. "Teatro", "indecencia", "fantasmada" y "bochorno" fueron los calificativos más utilizados por la oposición, mientras los socialistas aplaudían la marcha atrás.

Arrancó el diputado del PP Tomás Martín Tamayo cuando aún se mantenía la incertidumbre, pero, oliéndose lo que ocurriría horas después, calificaba los sucesos de las últimas horas como "burla" a los extremeños, y acusaba al consejero de "lloriquear mientras reía por dentro". También repartió Tamayo para Rodríguez Ibarra, a quien acusó de avalar las irregularidades y "zascandilear por las televisiones como Belén Esteban". Al mismo tiempo, el diputado se preguntaba qué había cambiado de anteayer para ayer, y por qué no solucionaba Amigo las dudas creadas por su condición de casero de dos entidades --Crea Guimaraes y la Caja de Extremadura-- "que dependen de su criterio y capricho".

En todo caso, afirmó: "No nos callarán con esta pantomima". Al mismo tiempo, se preguntó si alguien, a estas alturas, puede creer que la dimisión irrevocable revocada no fue una escenificación urdida por Ibarra y Amigo.

Indecencia política

No menos duro se mostró el coordinador regional de IU, Víctor Casco, quien aseguró que el consejero carece de decencia, y añadió que "o tiene intereses económicos, o le da miedo enfrentarse a la justicia sin estar arropado por su cargo, o no tiene honor".

Sobre el asunto de fondo, las vallas, Casco apuntó: "Hay mucho detrás de este tema y al final seguramente tendremos que implicar a gente de cargos más elevados que el consejero Amigo".

En defensa del consejero acudieron las huestes socialistas de Madrid, y el secretario de Relaciones Institucionales del PSOE, Alfonso Perales, negó la legitimidad del PP para pedir la dimisión, y recordó casos como el del Yak-42, que no motivaron ninguna renuncia en el entonces Gobierno popular.

Mientras, y aún sin conocer que ya no había dimisión, el presidente de la Asamblea, Federico Suárez, mostraba en la Cope su deseo de que Amigo siguiese en el puesto por considerar que su visión de futuro le hace "un político necesario para Extremadura".