En el capítulo de conclusiones, los autores del estudio impulsado desde la Uex destacan que en la región existe poca conciencia sobre los peligros de la contaminación sonora, en contraste con la concienciación ante contaminaciones de otro tipo, como la polución del aire o del agua. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que la mayoría de las personas afectadas por el ruido no toman ninguna medida, y si lo hacen suelen ser actuaciones de tipo particular, como quejas al vecino.

Igualmente, la conclusión se asienta en que la mayor parte de los afectados por niveles de decibelios excesivos señalan que estas molestias afectan en realidad poco a su vida cotidiana. En la mayoría de los casos, la reacción ante el ruido es cerrar las ventanas o elevar el volumen del televisor o el equipo de música. Apenas un 13% señala que sufre problemas para dormir por exceso de ruidos y un porcentaje similar dice que esta situación a veces les impide relajarse.