La decisión adoptada por el Ministerio de Agricultura de limitar la autorización de nuevas hectáreas para superficies donde se cultiven viñedos para cava es un auténtico dardo envenenado para los agricultores, por encima incluso de las bodegas elaboradoras de cava. La limitación efectiva es del 0,52%, es decir un máximo de 172 hectáreas para toda España (siete regiones). La limitación se aplica a partes iguales para los tres tipos de solicitudes: nuevas plantaciones, replantaciones y para conversiones de derechos de replantación. Para cada una de ellas hay un máximo de 57,4 hectáreas a repartir en toda España. En Extremadura, una ridiculez.

Los agricultores de a pie son los que salen perdiendo. A muchos de ellos se les concedieron derechos de replantación de viñedos para el cava y, de estar restringida la superficie, muchos se van a quedar fuera. Además, hay otros agricultores y empresarios que, viendo el crecimiento del sector, habían comprado tierras para transformarla ahora en viñedo con destino para el cava. Muchos se quedarán fuera también. Incluso hay otros agricultores que gozan de proyectos de reestructuración de cambio de viñedos y que habían pedido subvenciones para ello. ¿Qué ocurrirá ahora con esos proyectos y esas ayudas comprometidas?

Las bodegas son conscientes de que ellos pierden con las restricciones, pero sobre todo saben que el verdadero perdedor es el agricultor. Actualmente, hay 1.367 hectáreas de viñedo para el cava en el término municipal de Almendralejo registradas en la DO Cava. De esa cantidad, sólo se está produciendo en 500 hectáreas. El resto son plantaciones todavía verdes que necesitan llegar a los tres años. Por lo tanto, se irán implementando en producciones para 2018, 2019 y 2020. «Con lo que tenemos en plantaciones, las bodegas tenemos varios años más en capacidad de abastecimiento», dice uno de los elaboradores regionales.

Hay que tener en cuenta que la uva destinada a cava se paga más cara que la uva destinada a cualquier tipología de vino. El hectólitro de vino base para cava está rondando los siete euros, mientras que para un vino blanco normal puede estar en cuatro euros y medio. Por eso, muchos agricultores habían visto la posibilidad de invertir en replantaciones de viñedos para cava como una fórmula de negocio a medio plazo.

Pero hay opiniones para todos. Otros agricultores, que prefieren no dar sus identidades, consideran que la burbuja del cava terminará explotando y que los precios de los hectólitros de vino base terminarán equiparándose mucho más. De lo que sí se quejan estos agricultores es de la decisión tomada por el Ministerio de Agricultura, considerando que han decidido en base a lo que ocurre en la política, y no realmente en lo que ocurre en los mercados.

Desde las bodegas elaboradoras de cava consideran que es injusto lo que está ocurriendo y, algunos, creen que los agricultores deberían hacer más ruido ante esta decisión de Agricultura.