El sistema de pago de agua establecido por la Confederación Hidrográfica del Guadiana para cultivar está elaborado de tal forma que provoca algunas contradicciones, denunciadas por los regantes. La tarifa de riego actual se establece mediante un canon de amortización, que va en función del coste de la obra que se realizó inicialmente; y lo que se paga por la distribución del agua, que tiene en cuenta el gasto generado por cada uno de los sectores. Es decir, "un sistema discriminatorio", como lo califica el dirigente de UPA-UCE y regante de la Comunidad de Orellana, Miguel Leal.

Este engranaje hace que se mida el agua en la cabecera de un sector, en un canal secundario, y se dividen los hectómetros cúbicos de agua entre las hectáreas que tiene el canal, para después aplicar la tarifa, que varía según los metros cúbicos que se consumen. Todo ello se conoce como tarifa binomia. Sin embargo, a su juicio, no es justo que un agricultor arrocero, que gasta más agua, esté pagando lo mismo que uno que tenga una hectárea de girasol, que sólo le da un riego y ha gastado 2.000 metros cúbicos de agua.

En ambos casos, se aplica la misma tarifa independientemente del cultivo que se haya sembrado, "y eso es una barbaridad", ya que "hay que tener en cuenta los cultivos, porque hay unos que gastan más agua que otro".

MEDIDAS

Para que la Confederación aplique una tarifa en función del consumo de agua, es necesario poner controladores en las compuertas para que cada regante pague lo que consuma. Según UPA-UCE, es conveniente que se establezca un mínimo teniendo en cuenta las necesidades de cada cultivo y a partir de ahí que se aplique la tarifa correspondiente. En opinión de Leal, para acabar con el derroche "lo primero es establecer a cada cultivo sus necesidades".